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Congelamiento de óvulos: paso a paso, cómo es el procedimiento, cuánto dura y qué tenés qué saber

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En los últimos años, el congelamiento de óvulos emergió como una práctica cada vez más común en el ámbito de la medicina reproductiva. Este procedimiento, que en sus inicios se destinaba principalmente a mujeres con diagnósticos médicos adversos, experimentó un notable aumento en su demanda, impulsado por una variedad de factores que van desde cambios socioculturales hasta avances tecnológicos. Según datos de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, en 2022 se realizaron más de 100.000 ciclos de congelación de óvulos en Estados Unidos, marcando un incremento del 10% respecto al año anterior.

 


 La pandemia de Covid-19 también desempeñó un papel significativo en esta tendencia. El impacto de la crisis sanitaria llevó a un aumento en el número de mujeres que decidieron preservar su fertilidad, ya sea por la incertidumbre económica, la postergación de planes de maternidad debido a la situación global o la búsqueda de alternativas ante la dificultad para establecer relaciones estables en tiempos de confinamiento.


No obstante, este fenómeno trascendió esa coyuntura específica. Detrás de esta tendencia se encuentran múltiples motivaciones, pero una de las principales radica en el entendimiento de la fisiología reproductiva femenina. Liliana Blanco, directora de Procrearte y Maternity Bank, -la red de medicina reproductiva más grande de Latinoamérica-, destaca la importancia de comprender los procesos biológicos que subyacen al congelamiento de óvulos. Blanco explica que, a diferencia de los hombres, cuya producción de espermatozoides es continua, las mujeres nacen con una reserva ovárica finita, la cual disminuye a lo largo de la vida y se ve afectada por diversos factores.


"Desde la formación del ovario en la semana 20 de gestación, que alberga cerca de diez millones de folículos y óvulos, se pasa a tres millones al nacer, indicando una pérdida continua ya durante la vida intrauterina", detalla Blanco. Esta pérdida se acentúa con el paso de los años y se ve influenciada por factores como la toma de anticonceptivos, los embarazos y el envejecimiento. La disminución tanto en la cantidad como en la calidad de los óvulos puede tener implicaciones significativas en la fertilidad y la salud reproductiva de la mujer.


Es en este contexto donde el congelamiento de óvulos emerge como una herramienta invaluable. Al permitir a las mujeres preservar sus óvulos en una etapa temprana de sus vidas reproductivas, esta técnica ofrece la posibilidad de planificar la maternidad de manera más flexible y reducir los riesgos asociados con el envejecimiento ovárico. Sin embargo, para comprender este proceso, es fundamental adentrarse en su ejecución paso a paso.


Paso a paso del congelamiento de óvulos:


-Evaluación de la reserva ovárica:

Antes de iniciar el tratamiento, se realizan una serie de estudios para evaluar la reserva ovárica de la paciente. Esto incluye análisis de sangre y ecografías transvaginales para determinar la cantidad y calidad de los óvulos disponibles.


-Preparación prequirúrgica:

Como parte de las medidas de seguridad, se solicita a la paciente someterse a un prequirúrgico. Este proceso implica la realización de una ecografía transvaginal para visualizar los ovarios y una punción a través del techo vaginal para acceder a los ovarios.

 

-Iniciación del tratamiento hormonal:

Una vez completados los estudios previos, se inicia el tratamiento hormonal para estimular el desarrollo de múltiples folículos ováricos. Este proceso suele comenzar entre el segundo y el cuarto día del ciclo menstrual de la paciente.


-Seguimiento ecográfico y ajuste de medicación:

Durante el tratamiento, la paciente se somete a ecografías periódicas para monitorear el crecimiento de los folículos ováricos y ajustar la dosis de medicación según sea necesario. Este seguimiento permite garantizar una respuesta óptima a la estimulación hormonal.


-Inducción de la ovulación:

Una vez que los folículos alcanzan un tamaño adecuado (aproximadamente entre 18 y 20 milímetros), se administra a la paciente una medicación para inducir la ovulación. Este paso prepara los folículos para la extracción de los óvulos maduros.


-Procedimiento de extracción de óvulos:

La extracción de óvulos se realiza en un quirófano bajo sedación. Mediante ecografía transvaginal guiada, se realiza una punción de los folículos para recuperar los óvulos. Este proceso suele durar unos minutos y se realiza de manera ambulatoria.


-Recuperación postoperatoria:

Tras el procedimiento, la paciente se recupera en una sala durante aproximadamente media hora. Una vez que está completamente despierta, se le informa sobre el número de óvulos recuperados y se le proporcionan instrucciones para el cuidado posterior.


-Congelación de los óvulos:

Los óvulos recuperados se someten a un proceso de vitrificación para su conservación a largo plazo. Estos óvulos congelados pueden almacenarse indefinidamente hasta que la paciente decida utilizarlos en un futuro tratamiento de fertilidad.


El proceso completo, desde la evaluación inicial hasta la congelación de los óvulos, suele llevar alrededor de dos meses y medio. Durante este tiempo, se recomienda a las pacientes evitar actividades físicas intensas para prevenir complicaciones, como la torsión ovárica.


En cuanto a las posibles contraindicaciones o complicaciones del tratamiento, Liliana Blanco enfatiza que, si bien existen riesgos mínimos asociados con cualquier procedimiento invasivo, el congelamiento de óvulos es generalmente seguro y se ha utilizado con éxito en una variedad de situaciones médicas, incluido el cáncer y los trasplantes.


En resumen, el congelamiento de óvulos representa una opción valiosa para las mujeres que desean preservar su fertilidad y planificar su maternidad de manera consciente. Con un enfoque cuidadoso y una comprensión clara de cada paso del proceso, esta técnica ofrece nuevas oportunidades para construir familias y superar los desafíos relacionados con la fertilidad en la era moderna.