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Sáb, May

¿Cómo jugar con tu hijo que tiene entre 7 a 9 meses?

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 En esta etapa tu bebé se está volviendo un experto en sentarse y seguramente pronto esté también  gateando. Alentá este tipo de hazañas físicas festejando cada nuevo logro, es un gran estímulo para el pequeño.

La habilidad de transferir objetos de una mano a la otra y de agarrarlos con los dedos son parte del desarrollo de la capacidad de controlar las manos. Por eso es buena idea darle un objeto que pueda manipularlo con facilidad para que practique su recién adquirida habilidad.

También comienza a entender que cuando un objeto desaparece, no ha desaparecido del mundo. De este descubrimiento surgen juegos que los bebés adoran como el de "¿Dónde está?, ¡Acá está!".

Si tu bebé tiene un objeto, lo golpeará contra la mesa. Si tiene dos objetos, los chocará uno con otro o por separado contra el mueble, para ver si suenan diferente, los llevará hacia la luz, los examinará atentamente, y seguirá explorándolos de mil maneras. Por ello, ayudalo dándole objetos que hagan sonidos interesantes como recipientes vacíos, cucharas de metal o campanas.

Comienza a prestar atención a las sensaciones táctiles: tu bebé quedará fascinado con elementos que tengan diferentes texturas y niveles, podés acercarle, por ejemplo, un papel con fideos pegados, como para que los toque.

Al bebé le encanta explorar causa y efecto, mostrale cómo se prenden y apagan las luces, cómo funcionan el control remoto y los teléfonos celulares. Te será más fácil si le ofrecés esos aparatos pero de juguete. Para satisfacer sus ganas de ejercer control sobre su entorno, llená un armario o un cajón que esté a una altura baja con objetos seguros, y permitile que lo revuelva y busque las cosas que quiera. Fijate bien que no haya ningún borde filoso u otros peligros (las cómodas con cajones abiertos se pueden voltear) y luego dejá que haga y deshaga como quiera.

Si gatea o camina, puede disfrutar moviéndose para esquivar objetos. (Esto también es bueno para el desarrollo de su motricidad.) Las almohadas, las guías de teléfonos,  y la ropa para lavar constituyen buenos obstáculos.

Podés jugar al clásico taparte la cara con las manos y destapártela de repente diciendo: "¿Dónde está mamá? ¡Acá está!", y así una y otra vez. Y variar este juego de mil maneras. Escondete detrás de la puerta y hacé que tu bebé la abra y te vea. Ocultate detrás de una silla y asomate primero por arriba y después por los costados. Escondete en un rincón con otra persona y turnensé para salir y decir "¡Acá está!".

Como también le fascinan las pelotas y los movimientos que éstas hacen, lograrás que suelte una risotada si hacés malabares con pelotas o las lanzás hacia arriba y dejás que golpeen el suelo mientras hacés un efecto sonoro un poco ridículo como: "¡Puffff!".

Hacé rodar una pelota blanda en dirección a tu bebé y observá cómo la agarra y la aprieta. En algún momento, si lo estimulás, logrará devolverte la pelota haciéndola rodar.  

Como te venimos mostrando, son juegos sencillos que sólo requieren de tiempo compartido con tu hijo, dedicale un buen momento y diviertansé juntos.