El amor incondicional es una expresión extrema, desmesurada y, por lo tanto, un deseo poco conveniente. No existe ni creo que sea bueno pretender un amor sin condiciones. Amar incondicionalmente supone un repliegue del propio ser, de las propias necesidades, por temor a ser abandonado o no querido. Aquél que pide un amor incondicional, en definitiva, tiene demasiadas condiciones para brindar el suyo. En el mismo acto en el que anhela contar con las no condiciones del otro, está imponiendo(se) la mayor y más cruel condición: no crecer.
¿Y por qué las personas deberíamos crecer o madurar? Porque comprender la dinámica de la existencia, y la nuestra dentro de la misma, es lo único que permite la realización de una vida más plena y posible (para todos).
Podríamos pensar que el único amor que supera cualquier efecto en su vida y dolor para seguir acompañando, es el de una madre; pero más aún en este vínculo el amor debe manifestarse a través de firmes condiciones - un espacio con oportunidades y restricciones - para ayudar al niño a madurar, a hacerse responsable de sus propios actos e ir logrando una forma de vida que, con el necesario tiempo y esfuerzo, podrá moldear a sus "propias condiciones de existencia" una vez identificadas.
No hay ámbito o manifestación de la vida que pueda ser definible, y por lo tanto existir, sin que se delimiten las tendencias y las relaciones en juego. Hay tensiones que mantener porque son las que sostienen los vínculos. La pura descarga, no deja restos para redefinir las condiciones de ninguna posibilidad.
Si del otro lado tenemos a alguien que se adapta a nuestras condiciones para amar y no manifiesta las suyas; no hay dudas de que se ha anulado como persona con los deseos y las necesidades que lo definen como tal (singular y distinta a las demás, con una historia, un presente y una proyección de su ser, únicos).
Quien se ha anulado como persona, se ha "cosificado" y sólo quien pretende interactuar con "cosas" puede desplegar amor sin condiciones y contar con que del otro lado no las habrá (y hasta esto es relativo; pero a los fines de esta explicación podemos dejar la idea hasta acá). Quien necesita llevar este mismo esquema de relación a las personas, está pretendiendo que el otro soporte sus condiciones, o que las condiciones del otro se anulen y/o sirvan únicamente como plataforma para deslizar su vida.
El amor siempre tiene condiciones: que las explicitemos o no es una elección, y cada elección traerá sus consecuencias; no obstante lo que es deseable en cualquiera de los casos, es que las personas involucradas en tal pacto (dicho o no dicho) asuman y comprendan sobre qué bases está funcionando el vínculo (aunque disfuncione), porque sólo de esta manera asimilará y capitalizará los logros y los fracasos que se sucedan. Cuando los pactos no son explícitos, operan muy fuertemente de manera implícita, latente, y esto otorga un poder determinante a los malos entendidos, a los desengaños, a la sumisión y a su contraparte la manipulación perversa (elementos siempre presentes en el amor incondicional, seamos o no conscientes de esto).
Quien sueña y hasta se anima a pretender un amor incondicional, debería revisar qué pasa con su egoísmo, su incapacidad de crecer, de creer, de aceptar, de asumir y de CAMBIAR.
El tipo de condiciones, y la expresión de cada una de ellas, es lo que debería revisarse y consensuarse (o no) con el otro para elegir si quedarnos o no en una relación. De esta manera, podemos hallar la expresión del amor más puro: el que sabe respetar las mejores condiciones para la vida de los relacionados.
Me gusta el amor AMOR NOBLE: el que respeta, enaltece, tiene vocación para superar los desafíos o conflictos, CREA, RECREA y nos expande.