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Vie, Mar

Encuentro cercano con el plomero

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Toda ama de casa desesperada, separada, con hijos y madre sin niñera, tiene una lista negra en la que se inscriben desgracias domésticas y por las cuales se encomienda a todos los santos para zafar de ellas: rotura de los electrodomésticos, saltada de tapones e inundación de la casa. 

Pero hoy sube al podio, el calefón.  Sí, señoras.  Pese a los sacrificios, rezos y cuidados, al muy desgraciado se rompió. Conclusión, no hubo más remedio que llamar al encargado de arreglar dicho problema.

Y la primera misión imposible es ubicarlo. 

 

En una simple inspección ocular el benemérito se dio cuenta que arribó a un hogar de mujer sola, con hijos.  

 

Mientras ponía manos a la obra y eludía mi pregunta del millón: cuánto me cobraría por el dichoso arreglo, se despachaba a gusto sobre las bondades de tener a un hombre como él en la casa de cualquier mujer. 

 

Veinte minutos después, terminó su trabajo y con una carita de pícaro, me miró y me dijo, listo, son $ 350.-. ¿Qué?????? Pero, no me quedó otra que la resignación, ¿qué podía hacer más que abonarle por su trabajo? Además, gracias a él volvía a tener el agua calentita para poder bañarme.

 

Eso sí, adiós pretensión de salir el sábado con las chicas aprovechando que los nenes se van con el padre…no queda otra que mirar películas por cable y descansar. 

 

De esto aprendí que lo mejor es hacer un par de cursos urgentes y acelerados de gasista, electricista y albañilería para que no me vuelva a pasar lo mismo. Al menos para estar más prevenida y evitar que se aprovechen de una por no entender NADA sobre el tema.