El manejo sanitario es un factor importante como plan de emergencia tras una erupción volcánica. Dentro de las medidas inmediatas a tomar y dar a conocer se encuentran: 1) las características de la ceniza volcánica, 2) los posibles efectos de la salud a corto y largo plazo, 3) las medidas preventivas para reducir la exposición.
La afección de la salud de la población que está expuesta a ceniza volcánica dependerá de las características químicas y tamaño que tenga el material particulado.
La composición morfológica y mineralógica de la ceniza puede determinar el nivel de toxicidad en el organismo; asimismo, esta composición mineral puede ocasionar efectos irritativos en el ser humano; por ejemplo la ceniza del volcán Puyehue tenía alto componente de sílice, sin morfología patogénica -silica-, causando efectos irritativos en la población. Otro factor influyente es el tamaño del material particulado, la dispersión y concentración en el aire de este material va a estar determinado por su tamaño. Además, es necesario saber que las partículas menores a 10 micras, que es el tamaño “respirable”, son las que van a causar efectos en el sistema respiratorio.
El efecto en la salud de las personas que están expuestas dependerán de niveles de exposición (tiempo y concentración en aire), tamaño de la partícula y composición. Los sistemas con mayor compromiso y sus síntomas son:
- Ocular: lagrimeo, ojo rojo, coriza, prurito.
- Respiratorio: Congestión nasal, descarga nasal, tos, sibilancias y disnea (Falta de aire). Además, puede deteriorar condiciones patológicas pre-existentes de enfermedades crónicas como por ejemplo Asma o EPOC.
Tras la exposición aguda (altas concentraciones en periodo corto) el efecto principal de la ceniza es irritativo, sin embargo ante una exposición crónica (bajas concentraciones en periodos prolongados) los efectos dependerán de composición, concentración, tiempo de exposición y tamaño de la ceniza.
Asimismo hay riesgos de contaminación del agua potable en las zonas afectadas por ceniza volcánica, por ejemplo: contaminación química y la transmisión por agua de enfermedades gastrointestinales. El primer factor de riesgo de contaminación química, es resultante de la composición mineralógica de la ceniza volcánica; podría contener sales solubles contaminantes con efectos deletéreos para el organismo. En segundo orden, la turbidez (ceniza en suspensión) del agua puede ser medio propicio para crecimiento de microorganismos, logrando incrementar enfermedades gastrointestinales de origen infeccioso.
Como consecuencia, las medidas sanitarias preventivas que se deben tomar son:
- OBTENER RESERVAS DE AGUA POTABLE, en caso de que el suministro no sea seguro y/o se observa turbidez en el agua NO INGERIR.
- MANTENERSE DENTRO DE LUGARES CERRADOS, para evitar la exposición en exteriores.
- No realizar actividades recreativas al aire libre, para prevenir que la persona sufra síntomas ocasionados por exposición.
- PROTECCIÓN OCULAR (Antiparras) y/o PROTECCIÓN RESPIRATORIA (Barbijo para partículas finas) en caso de desarrollo laboral en exteriores.
- Personas con ENFERMEDADES RESPIRATORIA CRÓNICAS, EVITAR AMBIENTES EXTERIORES. En caso de deterioro de su enfermedad (incremento de síntomas) consultar a su médico de cabecera o guardia.
Los neumonólogos debemos estar alertas sobre el cuidado de nuestros pacientes y actuar en consecuencia.