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Dom, Abr

El espacio proyectivo de la amistad - House-Tree-Person (HTP)

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Quiénes somos en cada momento se define por las personas que nos rodean, que nos atraen y a las que nosotros atraemos.

Hay amigos que nos acompañan un largo trayecto y se quedan con nosotros toda la vida.

Ellos son sustancia constitutiva de nuestra existencia. De otros nos despedimos en algún momento, dejando librado al misterio del porvenir un posible reencuentro.

Otros son compañeros de una etapa, una intención, un juego, un momento y dejan su impronta para siempre. Incluso al recordarlos repentinamente, nos damos cuenta que nunca los hemos olvidado.

Algunos estuvieron y luego volvieron para recordarnos aquella parte de nuestro ser que era importante recuperar y profundizar. La conexión es tal que la existencia del tiempo queda cuestionada, sin importar la respuesta que la vida tenga para darnos.

Hay personas que sin dudar debiéramos llamar amigos, con las que nos "topamos" y descubrimos en una mirada, un gesto, una palabra que hay correspondencia, complementariedad, química de sentimientos. Una cosmovisión que nos contiene, nos trasciende y nos abrazaba antes de habernos encontrado. Ese instante tiene la intensidad de miles de momentos compartidos. Como si hubiéramos estado juntos desde tiempos remotos, calan hondo y se quedan con nosotros en algún lugar y de alguna forma quizás no muy convencional 

La amistad, como cualquier otro vínculo, es fondo que se hace forma. ¿Qué importan las formas cuando se trata del amor? Nada. Sin dudas.  

House-Tree-Person es el test que los psicólogos tomamos para explorar cuál es la manera de vernos a nosotros mismos, así como la forma que verdaderamente nos gustaría ser. Cada imagen constituye un autorretrato proyectivo. La amistad es un espacio proyectivo: delimitado y construido desde la conexión y el afecto, donde podemos ser quienes somos al mismo tiempo que ensayamos ser quienes queremos ser y nos ponemos de acuerdo (o no) con lo que no nos gusta.  

Los amigos desde los distintos lugares en los que decidimos que se constituyen como tales, estimulan lo mejor de nosotros, nos fortalecen ante la adversidad, nos ayudan a vernos íntegros; simplemente siendo parte de nuestro mundo, de nuestras referencias, de nuestra cotidianeidad, que no se define por la frecuencia de contacto, sino por el momento arbitrariamente justo en los que nos acompañamos, sin planificaciones, quizás a pura sincronicidad.  

Siendo quienes son, somos quienes somos y nos proyectamos hacia lo que tendemos a ser... Cada vínculo de amistad está hecho de la sustancia de nuestros sueños.  

¡FELIZ DÍA DEL AMIGO!