En este presente, entre avatares y desafíos, va surgiendo un nuevo concepto de mujer. Conviven generaciones de mujeres, cuya educación, valoración y experiencia en relación a la identidad de este género, han transitado y transitan significativos cambios respecto a su autoconcepción.
Los incesantes avances científicos y la tecnología también marcaron el rumbo del cambio. Le alcanzaron herramientas para decidir sobre su embarazo y maternidad, su sexualidad, su estado de salud física y emocional, los tiempos propios y compartidos, determinar acciones para su desarrollo, despliegue y creatividad.
Hoy, esta nueva mujer, puede, y es capaz, de ampliar su mirada y ver más allá del horizonte para descubrir a otras, que le reflejen su bienestar, su angustia, sus posibilidades y sus límites. Poco a poco se va despojando de rótulos y valoraciones que, de alguna manera, también condicionaban la oportunidad de ser quien en verdad es, con lo peculiar que esto pueda resultar en cada una.
La mujer, desde hace décadas, fue tejiendo su andar en la cultura y comenzó a abrir ciertas puertas que la determinaban y
coartaban. Una nueva conciencia de ser mujer se fue asomando. La educación, la información, el conocimiento, fueron ampliando su visión de sí misma. Maravillada ante su propia condición, el sentir de la mujer actual podría decirse que sigue marcando un intenso movimiento. Va por más, y hay mucho por hacer y aportar.
Aún existen culturas en las que son las mujeres quienes coartan y condenan a sus semejantes. Aún en la nuestra, algunas siguen creyendo que son débiles e indefensas, apagándose con la propia creencia.
En distintas partes del mundo, es necesario trabajar y concientizar con mayor o menor resistencia o sutileza, para defender sus derechos y promover la equidad social.
Ser mujer hoy, exige una mayor conciencia de sí misma, para alcanzar su despliegue y autonomía. Capacitar a la mujer para ser mujer plena, debería ser la premisa del compromiso social y cultural.
Afianzar el camino realizado y asegurar el bienestar futuro, mucho depende de la educación a través de sus dos pilares principales: la familia y las instituciones.
Sentirse mujer en cualquier lugar del mundo y celebrar por ello. Algo que parece tan simple y sin embargo es complejo.