Los Bebés del Invierno

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 Bebés del destape corporal posterior al invierno. Generalmente han sido concebidos en la primavera. Vienen de la estación en que los cuerpos, como las flores, comienzan a brotar entre las ropas y se exponen a los primeros tímidos días de sol. Los aromas florales y las pieles desprovistas de contacto, con el sol llaman a la exposición y a la seducción. La libertad de movimientos y el regreso a la vida al aire libre abren propuestas tibias que, de a poco, se transforman en incandescentes.

 

Los bebés del “Invierno” han atravesado altas temperaturas en la mitad del proceso de gestación. Algunos, posiblemente, hayan experimentado a su madre sumergida en el agua.        A medida que el espacio interno fue volviéndose más ajustado con el paso de las semanas, también su madre fue vistiéndose con más ropas debido a los cambios de temperatura por la llegada de las estaciones frías.

La alimentación de la madre durante el invierno también es diferente, aunque en esta última parte del embarazo seguramente los volúmenes de comida son menores.

El frio promueve el descanso más fácilmente que en las estaciones de calor, es probable que el hábito de reposo en el último período, genere una impronta que pueda repetirse una vez que nace. El frío ayuda a bajar los niveles de actividad e invita a siestas reparadoras.

Lo que el bebé vive dentro de la panza es una propuesta para lo que viene una vez que nace, por eso es importante, (sobre todo en el último trimestre en el que el bebé tiene una percepción sensorial mucho más aguda de todas las vivencias de su vida intrauterina), que su madre pueda ser coherente en su actividad en relación a lo que espera para luego del nacimiento.

Los bebés que nacen con frío conocen la superposición de prendas de manera casi permanente, como una necesidad de contener la temperatura que generan. No se plantean nada diferente porque la incidencia del frío sobre la piel no es una sensación placentera. La madre que amamanta en invierno tiene más ropas para despejar en cada toma por lo que sus bebés aprenden a esperar un poco más fácilmente. Dormir a upa o compartir la cama esta más relacionado con una necesidad de compartir recursos térmicos que con una ideología.

Los bebes del invierno son más pacientes, en general lloran menos y pasan más tiempo a upa. También es una época en la que nos mantenemos alejados de las personas que enferman con las bajas temperaturas, esto incide favorablemente en los bebés del invierno que no sólo están más protegidos sino que se exponen a menor cantidad de personas por conocer. Con el menor estímulo en relación a la cantidad de personas, en general se vuelven más dóciles y tolerantes.

El invierno tiene definitivamente sus ventajas para los bebés pero sobre todo para sus familias. Todo lo que sugiera ventajas para un bebé y para su familia, por carácter transitivo lo es para toda la Sociedad.

Celebremos a los bebés del “Invierno”