¿No te llevás bien con tu soledad? Amigate con ella antes de formar pareja

Typography

Muchas personas están en pareja solo por miedo a la soledad, al encuentro consigo mismos, con sus preguntas, con sus temores, con sus desafíos. Construir una pareja puede ser maravilloso pero nunca es una buena opción estar con alguien para no estar a solas. Si no te llevás bien con tu soledad, es importante que trabajes en tu interior antes de buscar a otro para caminar de a dos.

 

Si necesitás compañía para cada cosa que hacés y la sola idea de estar un minuto sin gente alrededor te da pavor, probá hacerte estas preguntas:

¿Estás contenta con tu vida?

Algo difícil de responder para la mayoría de las personas. Hay un creciente número de seres en el mundo que se sienten vacíos, que intentan tapar su angustia con objetos materiales, compañías que los hacen sentir aún más solos, etc. Si es tu caso, empezá gradualmente a conectar con tus sueños, con tus deseos, con aquello que te hace sentir plena. Pensá: ¿qué te hace estar en armonía, qué es lo que te agrada hacer? ¿Tu trabajo te gusta o te angustia? ¿Te sentís destratada por alguno de tus vínculos o tenés relaciones sanas?

La mayoría de las personas que ha logrado la vida que deseaba, ha tenido que tomar grandes decisiones y dejar atrás muchas de sus inseguridades.

¿Te sentís insatisfecha?

¿Sentís que nada ni nadie está a la altura de tus expectativas? ¿Siempre estás en carrera para obtener nuevos logros y nunca te parás a disfrutar el fruto de tu esfuerzo? Detenete. La vida no es una carrera por llegar a algún lado, sino un viaje en el que cada estación es una enseñanza. Tomate el tiempo para disfrutar tus pequeñas victorias, aprendé de tus traspiés. Respirá. Sentate en un parque a conectar con tus sentimientos. Escuchá a los demás, empatizá. Salí de tu ombligo y mirá a los demás a los ojos.

¿Creés que la pareja tiene que “completarte”?

Muchos mandatos culturales nos instan a creer que hay algo mal con nosotras si no estamos comprometidas sentimentalmente con alguien. Es cierto, la vida de a dos es mucho más plena, pero es bueno saber que nadie completa a nadie sino que, en todo caso, nos complementamos. Somos seres imperfectos, incompletos. La magia del encuentro está en que esa otra persona que llega a nuestra vida nos desafíe a crecer y a superarnos. Por lo tanto, evitá idealizar al amor romántico, trabajá tus zonas difíciles y animate a encarar el rico desafío de una pareja que te haga crecer. No busques a alguien para tapar tus agujeros. Encontrá a un otro para cimentar proyectos de a dos.

¿Saltás de relación en relación?

¿Sos de la idea de que “un clavo saca a otro clavo” y no terminás de cerrar una relación que ya estás comenzando otra? Esto no suele ser una buena idea. No solo no te das el tiempo necesario para vivir el duelo de lo que termina, de procesar el final de ese vínculo, sino que te impedís conectar con lo que está ocurriendo en tu interior. Date tiempo, cerrá círculos antes de abrir otros nuevos.

¿Necesitás “ruido” todo el tiempo?

¿Llegás a casa y necesitás estar siempre con la televisión encendida, hiperconectado, hablando con alguien, etc.?  Hacé el ejercicio de quedarte en silencio por un rato, meditar, conectarte con tu esencia. Hemos perdido la capacidad de comunicarnos con nuestra propia alma, requisito esencial para llegar al alma de los otros.

Confiá en tu posibilidad de estar bien contigo misma. Reconciliate con tu soledad y disfrutarás de la compañía de una pareja nutritiva.