La suerte no es sólo cuestión de suerte

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Creo en que somos artífices y responsables de nuestro presente y, en cada acto, trazamos cierto tipo de probabilidades para nuestro futuro.

Creo en que nuestras acciones van generando, o al menos favoreciendo, que ciertos sucesos o fenómenos ocurran.

Creo en que siempre hay algo más que se puede hacer. La clave es encontrar caminos alternativos e ir transformando los carteles de STOP! (muchas veces imaginados y sobredimensionados, más que reales ) en indicadores de AVANCE!

Creo, asimismo, en que tenemos derecho a descansar y pedir ayuda siempre que lo necesitemos, para continuar.

Abrir posibilidades requiere de una actitud mental y espiritual confiada - en nosotros mismos - esperanzada, responsable y activa. Los esfuerzos y la perseverancia, combinados con creatividad, van configurando situaciones que resultan coherentes con nuestro deseo. Nuestra realidad interna y externa comulgan. Si el resultado no está en la línea de lo esperado, es la oportunidad de profundizar sobre nuestros deseos más íntimos y descubrir ese aspecto negado, que por silenciado, no pudo más que protestar apareciendo en la escena. También será el momento de dejar que el tiempo haga lo suyo y nos permita aceptar los procesos.

Creo en que la intensidad de nuestras acciones, la búsqueda ferviente de una posibilidad, nos ubica siempre en el mejor lugar posible en cada momento; aunque dicho lugar no se parezca al anhelado. Si sentimos que hemos propulsado la consecución de nuestros intereses y lo corroboramos en nuestras acciones, podemos enunciar un "será lo que deba ser" en paz. De seguro, traerá el festejo por los logros alcanzados y/o la aceptación en armonía de aquello que nos alcance, tal como nos alcance.

Creo en la fuerza de atracción del pensamiento. De nada sirve decir que queremos algo cuando en nuestra realidad más íntima (y más potente) estamos esperando que eso mismo no ocurra; y viceversa. Alguien dijo: "Ojo con lo que deseas porque puede hacerse realidad...". Es interesante conocer lo que deseamos y por qué, definirlo concretamente sin tenerle miedo, y atraerlo en pensamientos, sentimientos y acciones.

Mucho se habla de la madurez pero poco se sabe acerca de lo que significa "ser maduro". Ser maduro, para mí, es hacernos cargo de nuestras ganas y no ganas (sean las que fueren); pero sin sostener en el esfuerzo o el dolor de los otros el peso de nuestras elecciones.

Creo, también, en que no controlamos TODO (mal que nos pese y ¡por suerte!). Creo en que las energías de cada ser y elemento de nuestro contexto, de nuestro entorno micro y macro referencial, vibran con nosotros, y van agitando diversas formas de la vida que pueden combinarse de infinitas maneras, aportando a la constelación de nuestras circunstancias, ese matiz particular que adquiere nuestra existencia en cada momento. Ese conjunto de fuerzas que se combinan de manera impredecible, puede llamarse suerte. 

Creo, entonces, en la suerte; pero si me visita deseo que me encuentre trabajando.