Cuando el TOC toca a tu puerta

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Las que tenemos TOCs estamos convencidas que no es una enfermedad o un trastorno sino que encontramos el orden exactamente preciso de cómo deben ser las cosas y que el resto del mundo no sabe apreciarlo.

 

El TOC es eso que, si no sucede, nos pone nerviosas… muy nerviosas. Por ejemplo, algunos de los TOCs que tengo son juntar las miguitas de pan cuando estoy comiendo, sobre todo si hay mantel, que parece que se pegan. Las junto una por una y las congrego en una pilita (nada de tirarlas al suelo), otro tiene que ver con hacer la cama, nada me pone de peor humor que una cama sin hacer.

Lo que nos pasa a las que tenemos TOCs es que no nos basta con hacerlo nosotras, hacemos que todo el mundo los respete, o incluso los hacemos por ellos y no nos importa cuánto los estemos invadiendo. Así fue como un domingo me iba a tomar mate a lo de Mariana, una amiga quien tenía en su casa cajas con cosas embaladas de cuando se había mudado (unos años atrás). Mi manía del orden no podía más. No pude tomar ni un mate que ya estaba desembalando todo, tirando cosas y reestructurando su casa. Entre tanto revoleo, me di cuenta que me había ido de mambo cuando Mariana, corriendo por el pasillo de su casa a toda velocidad gritaba “¡no tires esa caja!”. Ahí tenía los certificados de toda su vida: desde el nacimiento hasta la universidad.

No estoy sola, para hacer esta nota hice una consigna en Facebook y me escribieron tantos casos que casi que me creo que los problemas los tienen los que no tienen TOCs. Lucía dice que cuando va con sus amigas necesita que siempre estén en el mismo orden y no teme correrlas a la fuerza si es necesario. A Juli le molesta que el volumen del audio esté en número par. Y hablando de volumen, Naty no soporta que en el auto el volumen de la radio esté en 13 o 17 por si esos números pueden llevarlos a tener un accidente.

Hablé con la Lic. Verónica Fabal para que nos cuente un poco más sobre el tema y me dijo que un TOC real, no nos deja cumplir con una rutina normal y, que si te hace sufrir hay que consultar a un profesional que te ayude a detectar la idea amenazante y buscar los por qué. Porque detrás de toda manía o TOC, hay una necesidad de control y un miedo. Si yo no ordeno ¿qué pasa? ¿se termina el mundo?

También creo que hay una idea de ser “salvadoras del mundo”  que a las Mujeres Alfa nos encanta. La idea de que los demás necesitan nuestra ayuda para sobrevivir es muy tentadora. Mariana hubiera vivido feliz de la vida con sus cajas unos cuantos años más, era yo la que no las soportaba.

Pero la vida real no es ordenada como a mi TOC le encantaría. Todas tenemos casas hermosas, femeninas, cuidadas, repletas de detalles, pulcras, pero cuando los amigos se van después de una cena parece que alguien tiró una bomba. Las risas y la música se quedan pegadas en el piso, se esconden en forma de servilletas de papel arrugadas con ganas de quedarse para siempre en el aire. Y muchas veces nosotras, las mujeres alfa, no somos muy diferentes. Una persona en nuestras vidas ocupa un espacio, a veces con la forma de un par de botines de fútbol en medio de un pasillo, y nos sentimos invadidas porque antes ese espacio era solo nuestro. Odiamos ese par de botines y odiamos la tierrita que deja en nuestro pasillo, que antes estaba siempre impecable.

Un día mi amigo Marcos me dijo: “La vida es como esos cubos que le dan a los bebés para que pongan las formas por los agujeros. Por más que lo martilles el cuadradito no va a entrar en el lugar del círculo”. Por supuesto, le dije que era un idiota y le corté el teléfono, pero apenas lo hice me puse a pensar en lo que me estaba diciendo y en que no todo se logra con prepotencia de trabajo. La vida ensucia y desordena no solo la casa, también nuestras vidas, nuestras ideas de lo que se debe y no se debe.