Hay que tener una mayor sensibilización destinada a centrar la atención internacional sobre la magnitud del problema de las enfermedades laborales y sobre cómo la creación y promoción de una cultura de la seguridad y la salud puede ayudar a reducir el número de muertes y lesiones relacionadas con el trabajo.
Las enfermedades laborales que comprometen al sistema respiratorio, y con él tanto la salud general como la calidad de vida, son más comunes de lo que se supone. La principal característica de las enfermedades laborales, especialmente las respiratorias, es que al conocerse su origen es posible diseñar procedimientos preventivos que permitirán anular o al menos minimizar la agresión ambiental o laboral.
Una persona que cumple jornadas de ocho horas respira durante su trabajo 14.000 litros de aire. Semejante volumen establece una indudable relación entre los factores ambientales del trabajo y la salud de los trabajadores expuestos. En el caso de las enfermedades profesionales respiratorias, pueden pasar de 10 a 15 años, o más, desde la exposición laboral y la aparición de los síntomas. Por eso un diagnóstico preciso requiere un estudio exhaustivo de los antecedentes del caso y una evaluación de la historia laboral del paciente.
En Argentina el tema tiene escasa repercusión y los reportes de disturbios de origen laboral expresan una casuística moderada, pero engañosa. Esto se debe a un claro sub diagnóstico respecto del origen de una patología laboral. Lo que plantea la imperiosa necesidad de generar políticas tendientes a hacer visible lo invisible, pues de otro modo no se diagnosticará seriamente la situación y será imposible establecer estrategias para identificar y prevenir enfermedades.
Según las estadísticas de la Superintendencia del Trabajo, en 2016, se detectó solo un 2% de enfermedades profesionales, en su mayoría atribuibles a accidentes de trabajo y accidentes in itinere, o sea, desde que el trabajador sale de su domicilio hasta que llega su lugar de trabajo y viceversa. Además, la Salud Pública se ve seriamente afectada por las enfermedades e incapacidades laborales no detectadas como tales, ya que las debe absorber cuando no corresponde.
Si bien cada paciente es tratado en forma individual, detectar el origen laboral de una enfermedad es clave para establecer el agente causal, lo cual dará cuenta de la posibilidad de generar estrategias preventivas. Y es la Neumonología Ocupacional la que se encargará de desarrollar tácticas de manera colectiva, no sólo para el paciente afectado sino además para su entorno de trabajo y para el resto de los trabajadores de una misma actividad.