La tuberculosis es aún una enfermedad con alta incidencia a nivel mundial. Bajo el lema "Unidos para poner fin a la Tuberculosis", la Organización Mundial de la Salud busca generar conciencia en la población, promover la prevención de la enfermedad para contribuir a aliviar la pobreza, mejorar el diagnóstico, el tratamiento y la curación, poner fin a la discriminación y al estigma, e impulsar la investigación y la innovación.
En nuestro país se realizan campañas de concientización para la población y cursos para profesionales, que ayudan a generar un mayor nivel de conciencia, pero son insuficientes para acabar con la enfermedad.
¿Cómo se contagia y cuáles son los síntomas?
El bacilo Mycobacterium tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire, desde el enfermo contagioso al toser, estornudar o escupir. La bacteria inhalada puede permanecer latente durante años en la persona infectada, sin síntomas y sin posibilidad de contagiar a otros.
La enfermedad se desarrolla por diversos factores inherentes a la bacteria, al ambiente (poca ventilación, cárceles, hospitales, inmigrantes hacinados) o la capacidad de respuesta inmunológica (mayor riesgo en lactantes, en inmunodeficientes por enfermedad o drogas, insuficiencia renal terminal, diabetes, desnutrición, entre otros). Es más frecuente en los pulmones pero que puede presentarse en todo el organismo.
Los síntomas de la tuberculosis pulmonar activa son tos persistente, a veces con esputo sanguinolento, dolor torácico, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudoración nocturna. Estos síntomas a veces solapados durante muchos meses, ocasionan demora en la búsqueda de atención médica y su sospecha, esto aumenta el riesgo de transmisión a otros sujetos.
¿Se puede curar?
Sí, la tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible. La mayoría de los casos requiere la administración de antibióticos combinados durante seis meses, sin embargo, los incumplimientos y el empleo de esquemas incompletos o inadecuados ha generado la resistencia a drogas. Se estima que a nivel mundial unas 480.000 personas padecen tuberculosis multirresistente, cuyo tratamiento requiere de drogas más caras, más tóxicas y menos efectivas, que obligan a prolongarlo por 18 a 24 meses.
La tuberculosis existe en todo el mundo, pero según el Reporte Global de la Tuberculosis (OMS, 2016) la mayoría de los 10,4 millones de casos se encuentran en Asia (61%) y África (26%). En 2015 se estima que murieron 1,8 millones de personas por dicha enfermedad, entre ellos 0,4 millones infectados por el VIH. La tuberculosis fue una de las 10 principales causas de muerte en el mundo, por encima del VIH y el paludismo.
Tuberculosis en Argentina
En el año 2015, la notificación de casos presentó un aumento del 0,4%. Los casos pulmonares BK (+), es decir, aquellos que representan la principal fuente de infección y transmisión en la población, mostraron las tasas de notificación más altas en los adultos jóvenes (15 a 44 años).
Además, continúa siendo una enfermedad con predominio de casos de sexo masculino. Se registraron un total de 128 casos de tuberculosis con algún tipo de resistencia a las drogas de tratamiento, representando así el 1,19% del total de casos notificados y un 26% más que en el año 2014.
La tuberculosis continúa ocasionando muertes en todos los grupos de edad y jurisdicciones. En 2015 se registraron 721 muertes (tasa: 1,6 por 100.000 habitantes) y la distribución es muy desigual asociada a las condiciones sociales, con tasas de mortalidad superiores en las áreas con mayor proporción de población con necesidades básicas insatisfechas hacia el interior del país.
Existiendo un tratamiento altamente eficaz para prevenir, curar y evitar la mortalidad por tuberculosis, resulta esencial fortalecer las acciones para garantizar su efectiva aplicación, especialmente en las áreas y grupos de población más vulnerables.