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Jue, Mar

Mi pareja dice que la anulo

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¿Sos de las que creen que nadie hace las cosas como vos? ¿Sentís que podés con todo y que no necesitás de nadie? ¿Te creés en poder de la verdad? Si la respuesta en cualquiera de estos casos es afirmativa, es probable que tu pareja ya te haya pasado factura, diciéndote que la anulás. El tema es qué haces con eso. Si tu reflexión es “yo soy así”, no hay mucho margen para el cambio. Si, por el contrario, estás dispuesta a analizar como actúas en beneficio de la relación y de vos misma, tenés parte del camino allanado para empezar a cambiar. ¿Te identificás con alguno de estos escenarios?


 Siempre te quejás de la inacción ajena
Puede que lo tuyo sea un exceso de acción más que un defecto de movimiento de los otros. En nuestro afán de hacer, por exceso de exigencia, por querer cubrir todos los frentes, podemos llenar todos los espacios e imposibilitar a quienes nos rodean.

Sos perfeccionista
Todo tiene que estar meticulosamente resuelto; no te permitís fallar. Creés que hay que pagar un precio para que las cosas salgan bien. Sos capaz de dejar la vida en cada detalle, hasta en los desafíos más sencillos. Es probable que tu pareja se sienta anulada ante tanto despliegue que suele venir de la mano de ansiedad y sufrimiento por tu parte.

Te sentís dueña de la verdad
En tu afán de imponer tu visión de las cosas no hay margen para que alguien disienta. Preguntate: ¿tenés un modo imperativo?; ¿siempre creés tener la razón? Puede que haya llegado la hora de hacer autocrítica y darle espacio a tu compañero en el diálogo y en la interacción.

Tenés la crítica a flor de labios
Si para todo tenés un “pero”, una ironía o una descalificación, tus relaciones están en problemas. Nadie con una buena autoestima quiere estar al lado de quien lo desmerece, no le da crédito y le hace sentir mal. Si sentís que ganás poder con este accionar, lejos deberías estar de enorgullecerte. Pensá si te gustaría recibir ese trato y hacé los ajustes necesarios.

Ponés incómodo al entorno
Percibís que hay tensión en tus vínculos y eso incluye a tu pareja. Quienes te rodean pierden espontaneidad y naturalidad: si nunca te relajás, difícilmente puedan hacerlo los otros. Dejá que las situaciones fluyan para que todos puedan distenderse.

Te sentís insegura

Quien duda de su propia valía, suele poner en jaque a sus afectos. Sea por celos, por temor al abandono o al engaño, quien no se siente suficiente, suele tener relaciones poco satisfactorias.

Nadie te termina de convencer
Si encontrás un defecto a todos, si los amigos de tu pareja te hacen ruido, tenés celos de sus compañeros de trabajo, su familia te molesta, algo no está bien. O elegiste muy mal a tu pareja o estás proyectando en ella tus oscuridades. Detenete a analizar cuál es el caso. Vos lo elegiste hace un tiempo: ¿acaso no viste la realidad en su momento o la estás distorsionando ahora?

Minimizás los logros de los demás
Si creés que lo tuyo es siempre más importante, si te considerás el ombligo del mundo, si ironizás en forma constante acerca de lo que consiguen los demás, es probable que tengas un serio problema de manejo de ego. Y que quienes te rodean siempre se sientan descalificados. Evaluá si esto está ocurriendo en el seno de tu relación sentimental.