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Mié, Abr

Fibromas uterinos: el mal que aqueja a las mujeres

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Los fibromas uterinos son conocidos con diversos nombres como mioma, leiomioma, leiomiomata y fibromioma. Es un tumor benigno (no canceroso) que crece dentro del tejido muscular del útero.

Se los conoce en diversas formas y tamaños ya que varía de muy pequeño (del tamaño de una moneda) a más grande que un melón. Un fibroma uterino de gran dimensión puede hacer que el útero se dilate hasta el tamaño de un embarazo de seis o siete meses. También puede haber un fibroma dominante o un conglomerado de pequeños.

Principalmente, existen 3 grandes grupos de fibromas que son clasificados según la localización dentro del útero:

Fibromas uterinos subserosos: se desarrollan en la porción externa del útero y continúan su crecimiento hacia afuera.

Fibromas uterinos intramurales: es el más común. Están dentro de la pared uterina y se expanden haciendo que el útero se sienta más grande que lo normal.

Fibromas uterinos submucosos: se encuentran justo por debajo de la pared de la cavidad uterina. Son los que tienen mayor efecto sobre las grandes hemorragias menstruales y los que pueden causar problemas de infertilidad y abortos espontáneos.

Los síntomas más comunes de los fibromas son: períodos menstruales muy abundantes y prolongados, dolor detrás de las piernas, dolencia o presión en la zona pélvica, molestia o sufrimiento durante el acto sexual, presión en la vejiga que provoca una necesidad constante de orinar, incontinencia o la incapacidad para vaciar la vejiga, presión en los intestinos que puede llevar al estreñimiento y/o acumulación de gases, abdomen distendido que puede confundirse con un aumento de peso o embarazo.

Si reconocés o estás teniendo alguno de los ítems mencionados, debés realizar una consulta con tu médico de cabecera para mayor tranquilidad, ya que vas a poder verificar el tamaño de tu útero. Si hay anomalías o su tamaño es mayor al normal, el profesional te podrá recetar un ultrasonido o un diagnóstico por imagen a través de una resonancia magnética, para verificar la presencia o no de fibromas, su localización, el tamaño y su ramificación. Lo más probable al hallarlos es que quiera seguir su evolución para poder realizar el tratamiento adecuado.

Hay que tener en cuenta, que puede que no tengas síntomas, o sea, que sin un chequeo, no sepas que lo/s padecés.

Entre un 20% y un 40% de las mujeres mayores de 35 años tienen fibromas y las mujeres de raza negra tienen un riesgo más alto de tenerlos.

Lo más importante de esta enfermedad, es que existen tratamientos súper efectivos y altos en probabilidades de desaparición total del fibroma. Por eso los chequeos deben ser exhaustivos, y tener en el lapso de un año, al menos dos controles para poder evitar cualquier tipo de problemas o si existieran, poder tomarlos a tiempo para minimizar el riesgo.