El mundo está viviendo una situación sin precedentes y en Argentina puntualmente ciertas características coyunturales previas acrecientan la angustia y la incertidumbre.
El aislamiento, independientemente del hecho que es obligatorio, resulta la medida más efectiva para cuidarnos y cuidar a quienes nos rodean, y la mejor forma de evitar que el virus se disemine en la comunidad.
Pero ese aislamiento, que en este momento es nuestro mejor aliado, también trae aparejado un cambio abrupto en nuestra forma de vida, que de un momento a otro se transformó y nos obliga a adaptarnos rápidamente a un confinamiento en nuestras casas, que, a pesar de tratar de implementar las recomendaciones que indican afrontarla en forma positiva (evitar la sobreinformación, mantenerse en actividad, crear nuevas rutinas, entre otras); es frecuente que el desasosiego nos invada por momentos.
La contención resulta indispensable en estos momentos, pero ¿qué pasa con quienes en estas circunstancias se convirtieron en el sostén emocional de su familia o quienes transitan esta cuarentena en soledad?
En el caso de las madres y padres que sostienen a sus hijas e hijos, acompañan con sus tareas escolares, mitigan sus miedos, inventan juegos y actividades para compensar el encierro, disimulan su angustia para poder crear un clima en lo posible ameno y optimista, como lo demuestran los numerosos posteos en las redes que ilustran dinámicas familiares nuevas y placenteras. Esta puesta en escena, puede dejar de lado un espacio necesario para canalizar la angustia que aunque no se demuestre, existe y debe ser, en primer caso reconocida, sin culparnos por sentirla y, en segundo término, permitirnos buscar ayuda sin sentir vergüenza por ello.
Estas son sólo algunas de las situaciones posibles en que la necesidad de apoyo es fundamental para poder sobrellevar el aislamiento y todas las sensaciones que genera y que, por excepcional, nos encuentra sin aprendizajes suficientes, dado que no hemos transitado nada similar con anterioridad.
Es importante solicitar la ayuda que necesitamos, permitirnos asumir esa necesidad, escucharnos y dejarnos oír, buscar en la medida que las circunstancias lo permitan, ya sea por parte de nuestra familia o de profesionales.
Con respecto a contención por parte de profesionales, hay una oferta importante, tanto por parte del Estado como de distintas entidades e individualmente en forma virtual o telefónica.
Desde el Counseling, la Asociación Argentina de Counselors organizó un Servicio de Escucha y Orientación a Distancia, telefónicamente o por chat, que brinda escucha empática y orientación a personas que atraviesan una situación de aislamiento, ofreciendo un espacio de contención emocional y apoyo psicológico, brindando información específica, calificada y relevante en cada caso.
Dicho servicio lo organizan y ofrecen distintos Counselors, es gratuito, la duración de la entrevista es de hasta 50 minutos y en contenido confidencial.
Se conformaron guardias por parte de los profesionales y el horario de atención es de 8 a 24 hs. de lunes a domingo, la grilla de atención se puede consultar a través de la página de la Asociación o en sus redes.
Éste, como otros servicios similares se encuentran disponibles y pueden resultar de ayuda para alivianar el malestar psicológico que puede generar el confinamiento prolongado en nuestros hogares.
Pero para buscar esa ayuda debemos permitirnos asumir que la necesitamos y que el hecho de necesitarla no involucra una falencia de nuestra parte, muy por el contrario, nos brinda la posibilidad de fortalecernos y así poder sobrellevar de la mejor manera posible el aislamiento que cumplimos en función del bien común y del que depende la salud de toda la población.