Argentina se ubica en el quinto lugar en América Latina con un aumento significativo en los casos detectados, aunque la buena noticia es que también crecen las posibilidades de sobrevida. ¿A qué se debe?
Según las estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer, de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), en Argentina ocurrieron 130.878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en el año 2020. Respecto a los países de América Latina, nuestro país se ubica en quinto lugar en términos de incidencia.
El cáncer de mama con 22.024 casos fue el de mayor magnitud, representando el 16,8% de todos los casos nuevos. En segundo lugar, se ubica el cáncer colorrectal con 15.895 casos y, en tercer lugar, el cáncer de pulmón con 12.110 casos.
Además de este aumento en los casos, un dato que alarma a la comunidad médica es la incidencia de algunos tipos de cáncer en gente joven. Lo que ha llevado a las sociedades mundiales a trabajar en la realización y cambios en las guías de recomendación para la detección temprana en algunos tumores, bajando la edad de la realización de estudios complementarios y concientizando a esta población a realizárselos en forma más temprana.
Si bien el crecimiento en la incidencia es notorio, se ha logrado también, aumentar la sobrevida. Por un lado, gracias al abordaje multidisciplinario, en el que cada paciente es el foco de atención de múltiples especialistas como cirujanos, oncólogos, gastroenterólogos, radioterapeutas y endocrinólogos, quienes discuten y toman la mejor decisión para el tratamiento. Y por el otro, gracias al continuo desarrollo de drogas -incluidos los anticuerpos monoclonales y la inmunoterapia- que han logrado aumentar significativamente la sobrevida en diferentes tipos de tumores.
Una gran cantidad de tumores se pueden prevenir. Algunos de los factores de riesgo que pueden desencadenarlos son la obesidad, infecciones, radiación ultravioleta y consumo excesivo de alcohol. En cuanto a la cuestión genética y de antecedentes familiares algunos tipos de tumores son más frecuentes:
-Cáncer de próstata: el riesgo es mayor si padre o hermano tuvieron esta enfermedad. Cerca del 10% pueden darse por predisposición genética o hereditaria.
-Cáncer de mama: El cáncer de mama hereditario representa alrededor del 5-10% de todos los casos de este tipo de cáncer.
-Cáncer colorrectal: En la mayoría de los casos (75% aproximadamente), se desarrolla en personas que no presentan antecedentes personales ni familiares.
-Cáncer de pulmón: Las personas con padre, madre, o hermanos que lo padecieron pueden tener un leve aumento en el riesgo, aunque no fumen.
Prevención y detección temprana
Existen métodos de screening o tamizaje para detectar la aparición temprana de los tumores más frecuentes en ambos sexos:
-Mujeres a partir de 25 años: realizarse el examen de PAP o Test de VPH a fin de detectar la presencia de VPH de alto riesgo, virus que si no se trata con el tiempo puede convertirse en cáncer de cuello de útero.
-Mujeres a partir de 40 años: mamografía y ecografía anual. En mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama deberán comenzar los controles 10 años antes del familiar más joven con cáncer de mama.
-Hombres y mujeres a partir de 45 años: realizar el test de sangre oculta en materia fecal inmunoquímico y en caso de ser positivo, colonoscopía. En caso de tener antecedentes de familiar directo con cáncer de colon (madre, padre, hermanos) los estudios deberían comenzar a los 40 años.
La posibilidad de cura del cáncer aumenta exponencialmente con la detección precoz. Por ejemplo, en el cáncer de colon cuando un paciente realiza diagnóstico y tratamiento precoz de un pólipo tiene más del 95% de chances de curación. La misma regla aplica a diferentes tipos de tumores en los cuales estudios complementarios permiten detectarlos precozmente, como en el caso del cáncer de mama, la mamografía, en cáncer de cuello uterino el PAP y en cáncer de pulmón la radiografía de tórax. Son métodos simples, indoloros y al alcance de toda la población.
También será clave el cuidado y prevención de la salud. Una alimentación saludable basada en el consumo diario de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, la realización de actividad física todos los días, evitar el consumo excesivo de alcohol y la exposición al sol entre las 10 y las 16 horas, usar preservativo en todas las relaciones sexuales y evitar el tabaco, pueden marcar la diferencia.