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Jue, Abr

Las mujeres y el stress

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La vida actual nos somete constantemente a presiones, que, sin darnos cuenta, nos provocan diversos grados de stress, el cual se manifiesta como resultado de las frustraciones originadas por necesidades insatisfechas, o también como respuesta a cosas alegres, tristes o físicas. Para el organismo, el stress tiene un significado bastante amplio, es un sinónimo de cambio, cualquier cosa que cause una modificación en la vida, no importando si es bueno o malo, real o imaginario.

El stress es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar que hoy se confunde con una patología porque éste resguardo puede acabar bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.

Cuando ésta respuesta  natural se da en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Algunos ejemplos son: olvidos, alteraciones de ánimo, nerviosismo y falta de concentración.

Es emergente en el área laboral, siendo el riesgo mayor en puestos jerárquicos que requieren mayor exigencia y dedicación.

El stress crónico está relacionado con los trastornos de ansiedad, que es una reacción normal frente a situaciones de la vida, pero cuando se presenta en forma excesiva constituye una enfermedad que puede alterar la vida de las personas, siendo aconsejable en este caso, consultar a un especialista.

Los estados que tiene son el de alarma de reacción, cuando el cuerpo detecta el estímulo externo, y el de adaptación, cuando toma contramedidas defensivas contra el agresor. Por el contrario, si la respuesta del sujeto al stress no favorece o dificulta la conciliación al factor desestresante, hablamos de distress.

La resistencia al stress, en general, trata de un conjunto de creencias relacionadas, principalmente, con la sensación de dominio y de confianza sobre la realidad del entorno, que van desarrollándose a lo largo de la vida y que están muy  relacionadas entre sí. El núcleo de creencias de una persona incidirá sobre el proceso de stress, modulando la valoración sobre las condiciones estresantes. Entre dichas características  se incluyen: el sentimiento de autoeficacia, el locus del control, la fortaleza, el optimismo y el sentido de coherencia.

Las técnicas de relajación son cualquier método, procedimiento o actividad que ayudan a una persona a relajarse, es decir, a reducir su tensión física y/o mental. Generalmente permiten que se alcance un mayor nivel de calma, disminuyendo niveles de stress, ansiedad o ira, estando íntimamente relacionado con la alegría, la calma y el bienestar personal.

Dichas técnicas, a menudo emplean otras propias de los programas de control del stress y están vinculadas con la psicoterapia, la medicina psicosomática y el desarrollo personal. La relajación de la tensión muscular, el descenso de la presión arterial y una disminución del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria, son algunos de sus beneficios en la salud.

El stress es una experiencia interna que crea un desbalance psicológico en la persona y es el resultado de factores de ambiente interno, la organización donde trabaja o las personas que lo rodean.

La tensión originada por el stress desencadena reacciones de ansiedad y angustia, que se manifiestan de múltiples maneras tales como sudor, taquicardia, sofocos, escalofríos, hormigueos en las extremidades, mareos, dolores de cabeza, cuello y espalda, alteraciones del sueño, apetito, presión sanguínea alta, problemas articulares, trastornos depresivos, desgano, irritabilidad, apatía, pérdida del interés sexual, sentimiento de desrealización, miedo a la muerte, diversas formas de fobia, entre otros.

Esa tensión, es, en cierta manera, necesaria para el desarrollo de la personalidad, pero cuando no puede ser controlada, empiezan a aparecer los primeros síntomas. Dicho de otra manera, si consideramos el stress como cualquier cosa que nos estimula y aumenta nuestro nivel de alerta, podemos decir que la vida sin estímulos se vuelve desagradable y agotadora llegando a dañar la salud.

No todas las personas reaccionan de igual manera ante el estímulo que provoca el stress, lo que se puede soportar antes de que pueda manifestarse en su organismo, se conoce como tolerancia al stress, que es una condición innata, la cual hemos heredado en cantidad suficiente para manejar nuestros problemas cotidianos.

Una de cada diez personas ha heredado una condición llamada Baja Tolerancia al Stress, cuyo resultado puede ser desastroso. La  persona estará en un estado constante de stress, con manifestaciones de insomnio, dolores y depresiones.