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Lun, Abr

Desde hace 39 años Broccolino conquista los paladares de argentinos y turistas con su cocina italiana

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 Broccolino es la cocina italiana que conquista desde 1985 a las celebrities, a los locales que trabajan en la zona y al turismo que hace cola en la puerta todos los mediodías y las noches. 

 

El nombre del restaurante no es arbitrario, rinde homenaje a los italianos que se instalaron en Brooklyn, Nueva York, tras las primeras olas migratorias. Abrió sus puertas un 4 de febrero de 1985, en el local donde se encontraba una agencia de publicidad familiar. El alma mater del lugar es Luciana Trío, que ya había tenido otro restaurante con su nombre durante décadas en la calle Zabala del barrio de Belgrano. 

La abuela de Luciana había tenido también un ristorantino en Livorno, en plena Segunda Guerra Mundial, al punto de ser condecorada no solo por dar de comer a los soldados sino también por la bomba que cayó sobre su comedor en pleno servicio de mediodía. Unos años después, en la década del 50, Irene, su hija Luciana y su hijo Antonio, llegaban a Buenos Aires.  

"A mi mamá le encantaba ir a ese restaurante. Se metía en la cocina, observaba y su abuela le enseñaba. Después se perfeccionó, estudió y sumó la experiencia adquirida tras haber abierto su propio restaurante", cuenta Alejandro Ballabeni, hijo de Luciana, quien hoy está al frente de Broccolino.

Y sigue explicando la historia de la familia: "Broccolino nació de la mano de mi mamá y mi tío que murió joven. Él era un genio marketinero y tenía mucha imaginación. Aprendí mucho de él. Cuando abrimos el restaurante, yo trabajaba en turismo, tuve que decidir y me ganó el amor a la familia. Fue un desafío muy grande. Ahora me parece fácil, pero realmente sobrevivir en la Argentina fue toda una tarea. Porque el restaurante arrancó con el plan Austral, ni te cuento de la híper, del 89, la crisis del Tequila, del 95 y de la pandemia de los últimos años". 

¿Qué comer en Broccolino?

Las pastas son las estrellas del lugar. Es difícil no tentarse con una pasta rellena como los ravioles de ciervo con salsa Alfredo, la salsa Calígula con pesto y hongos sobre los tagliatelle, hechos en la cocina del restaurante. 

La lasagna y los canelones son un imperdible que se pide en invierno y verano. El turista es muy de elegir los clásicos tagliatelle profumo di mare o alla puttanesca para quien quiere un poco de picante. 

Para los que quieren compartir, hay una selección de pastas que trae cuatro variedades con cuatro salsas a elección. También tienen risottos, calamaretti, saltimbocca y no faltan las berenjenas a la parmesana.

En verano, hay sugerencias del chef todos los días, ensaladas frescas y abundantes, mozzarella de búfala con tomates frescos de los mejores productores, bruschetta romana con tomate concassé, langostinos y cebollas fritas y más. 

El imperdible de la hora del postre es el tiramisú Broccolino: la receta básica consta de capas de vainillas empapadas en café y una crema de queso mascarpone, huevos y azúcar. Cuando abrió hace 39 años Brocco, Luciana recorrió varias regiones de su Italia natal probando diferentes variantes para luego crear una receta propia, más universal, pero a la vez única.

"Nos ocupamos mucho de la calidad. La comida es buena, abundante y elaborada con productos de primera. Por eso trabajamos y nos mantenemos", dice orgulloso Ballabeni.