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Dom, Abr

Las cirugías que transforman vidas

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 El 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, un llamado urgente a la concientización y acción. Es una gran ocasión para hablar de los riesgos de esta enfermedad multicausal que se transformó en una pandemia mundial en franco crecimiento. La obesidad ocasiona daños en el organismo que producen, a su vez, otras patologías graves que hacen estragos en la calidad y en la expectativa de vida de las personas.

 

A nivel mundial, países como Estados Unidos ya enfrentan porcentajes de obesidad cercanos al 80% en su población adulta. En Argentina, el sobrepeso afecta al 60% de la población en general y al 42% de los niños hasta los 17 años. De manera alarmante, se proyecta que para el año 2035 la obesidad infantil en el país va a duplicarse, lo que a largo plazo derivará en una mayor cantidad de adultos con obesidad.

Impacto en la vida diaria

El exceso desmedido de peso no queda sólo en la balanza o trae conflictos con el espejo y limitaciones en la vida cotidiana. También genera una inflamación crónica que desajusta los mecanismos de autorregulación del cuerpo y desencadena la aparición de patologías metabólicas, entre las que se encuentran la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, la elevación de los lípidos (tanto del colesterol como de los triglicéridos), el aumento del ácido úrico, las Apneas del Sueño y la esteatohepatitis no alcohólica o comúnmente llamado hígado graso.

De esta forma, el desafío se multiplica: la persona lucha por mantener un descenso de peso y enfrenta enfermedades asociadas que, a su vez, provocan otra cascada de complicaciones que impactan en su calidad de vida y elevan la mortalidad a largo plazo.

No es sólo cuestión de voluntad

El Dr. Guillermo Muzio, cirujano especializado, a cargo del Programa de Cirugía de la Obesidad y Diabetes Red Bariátrica explica que la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial con predisposición genética en muchos casos y que se expresa en la persona cuando factores ambientales como una alimentación deficiente y el sedentarismo se suman.

Clásicamente la obesidad se ha clasificado en base al IMC (índice de masa corporal). Un parámetro que tiene en cuenta la relación entre el peso y la altura. Una persona con IMC entre 18 y 25 tendría un peso normal, entre 25 y 30 aparece el sobrepeso y por encima de ese valor es considerado obesidad. Hasta un IMC de 35 se habla de Obesidad leve a Moderada, entre 35 y 40 el cuadro es de obesidad severa y ya por arriba de IMC de 40 es considerada como obesidad Mórbida. Estadísticamente, casi la totalidad (entre el 90 y el 95%) de las personas con obesidad severa u obesidad mórbida fracasa a largo plazo cada vez que intenta controlar su cuadro con métodos tradicionales. Están metabólicamente seteadas para volver a recuperar el sobrepeso y esta condición es la que favorece la aparición de más enfermedades.

“En estos casos, las cirugías bariátricas y metabólicas emergen como soluciones efectivas. No solo logran un descenso de peso sostenido, sino que también abordan y resuelven las enfermedades metabólicas asociadas”, resume el Dr. Muzio.

También hay casos en los que la obesidad no es tan avanzada pero aun así se desarrollan enfermedades metabólicas como la Diabetes tipo 2 o la Hipertensión arterial. Si bien esas personas cuentan con mayores probabilidades de solucionar su problema de peso con dieta y ejercicio, se les recomienda la cirugía metabólica para resolver estas patologías asociadas.

Cirugías claves

Las cirugías para la obesidad son procedimientos quirúrgicos que aportan 4 beneficios fundamentales: disminuyen el apetito, aumentan la saciedad, reducen la absorción de calorías y resuelven el síndrome metabólico.  

Mientras que el objetivo fundamental de la cirugía bariátrica es llegar a un peso saludable; en la cirugía metabólica la meta fundamental no es un descenso ponderal sino la mejoría o resolución de las enfermedades que componen el síndrome metabólico. Es por ello que el candidato de estas cirugías metabólicas suele ser un paciente con sobrepeso y obesidad leve, pero con enfermedades graves que amenazan su existencia.

Cuando se realizan estos procedimientos, las patologías metabólicas tienen una resolución paralela y similar a la obesidad. Por eso, desde hace un tiempo ya no se habla de cirugías bariátricas únicamente sino de cirugías bariátrico-metabólicas, y se cree que en el futuro se denominará directamente cirugía metabólica, ya que la obesidad también es un trastorno metabólico.

Avances significativos

Estos procedimientos comenzaron a fines de la década del 60’ en los Estados Unidos y han ido evolucionando significativamente: hoy se realizan mediante intervenciones laparoscópicas mínimamente invasivas, es decir a través de muy pequeñas cicatrices. A su vez, el desarrollo de la cirugía robótica permite una precisión mayor y la posibilidad de realizar maniobras de más alta complejidad y seguridad.

Por otro lado, es clave el hallazgo sobre el rol protagónico de la última porción del intestino delgado, el íleon, en la regulación del apetito, la saciedad y la capacidad de absorción del intestino. Es así que las cirugías actuales buscan impactar cada vez más en esa región y generar cambios metabólicos muy beneficiosos y sostenidos en el tiempo.

“La prevención sigue siendo la clave, instando a las naciones a implementar políticas de Estado que aborden los factores de predisposición a la obesidad y promuevan hábitos saludables. Sin embargo, una vez que la obesidad está establecida, la cirugía bariátrica y metabólica ofrece un camino seguro y continuo para el descenso de peso y representan una esperanza tangible en la resolución de las enfermedades metabólicas que acompañan a la obesidad y que deterioran la calidad de vida de las personas,” celebra el Dr. Muzio.