En tiempos de redes sociales y de autoexposición constante, la búsqueda de la belleza ideal ha llevado a un notable incremento en la demanda de procedimientos estéticos, especialmente con materiales de relleno. Sin embargo, detrás de esta tendencia se oculta un fenómeno preocupante: el uso excesivo y desmedido de estas sustancias, como el ácido hialurónico, que puede acarrear serias complicaciones.
El aumento en la demanda ha llevado a una proliferación de tratamientos estéticos, muchas veces, ofrecidos por personas sin la formación médica adecuada, subestimando la complejidad de los procedimientos. Esta situación plantea un grave riesgo para la salud de los pacientes: “Cada vez son más las personas que llegan a mi consultorio con deformaciones faciales, dolor, molestias e inseguridades, producto de tratamientos con rellenos mal aplicados, a menudo sin saber qué producto se ha utilizado”, afirma el Dr. Kevin Beserman, Cirujano Plástico Especialista en Medicina Estética y Regenerativa. Esta falta de información y consciencia es alarmante y requiere atención urgente.
El ácido hialurónico es una molécula que está presente en el organismo y, por lo tanto, es una sustancia biocompatible con el cuerpo, es un producto recomendado para aportar volumen y poder modelar diferentes partes del rostro, un uso frecuente hoy en día, es en labios. Así y todo, el Dr. explica que este producto no está exento de riesgos. Su incorrecta aplicación puede resultar en complicaciones que van más allá de lo estético, comprometiendo la salud física y psicológica de los pacientes.
“Para quienes estén buscando realizarse un procedimiento con ácido hialurónico, es recomendable acudir a un profesional médico cirujano plástico, que pueda realizar un diagnóstico adecuado y que no sólo comprenda la técnica, sino que también, pueda mediar las expectativas del paciente con la realidad. Algunos de los factores a considerar para evitar complicaciones, son: la calidad del producto, la cantidad que se utiliza, la frecuencia con la que se coloca y la técnica.” Además, agrega que es fundamental que exista un seguimiento médico del tratamiento.
Una de las principales ventajas del ácido hialurónico es que posee un antídoto, lo que quiere decir que, ante cualquier posible complicación, el producto se puede disolver. No sucede lo mismo con los biopolímeros, otros tipos de productos que se utilizan para realizar rellenos, entre ellos, la silicona y el metacrilato. Estas sustancias son en su mayoría de origen sintético y resultan muy dañinas para el cuerpo. No se integran al tejido, sino que cambian la conformación y pueden generar grandes complicaciones, como dolor, problemas en la piel, reacciones inmunológicas, entre otras. La solución a estos problemas es quirúrgica y, en muchos casos, no se resuelve del todo, sino que se minimizan los riesgos.
El Dr. Beserman desarrolló un protocolo específico para atender aquellos casos en los que el paciente llega con complicaciones y sin saber qué producto le colocaron anteriormente: realiza biopsias ecoguiadas para identificar el material y entregar una evaluación precisa. Afirma que este proceso resulta fundamental para ofrecer un tratamiento adecuado y, en muchos casos, para exponer la necesidad de una cirugía reconstructiva.
“Es fundamental que los pacientes se informen adecuadamente antes de someterse a cualquier tratamiento estético. La falta de educación y la proliferación de especialistas sin la formación adecuada están contribuyendo al incremento de este problema”, señala Beserman. “La seguridad física y psicológica de nuestros pacientes debe ser nuestra máxima prioridad. No es sólo estética, es salud”, concluye.