El sueño es una necesidad básica para el adecuado desarrollo físico, neurológico y emocional de los niños. Como padres, es crucial cuidar su descanso mediante la puesta en marcha de rutinas para el sueño que les permitan establecer buenos hábitos.
Las siestas son fundamentales hasta los 4 o 5 años, ya que mejoran el ánimo, el bienestar físico y mental de los niños. Es esencial que no sean ni muy largas ni tardías para evitar problemas para conciliar el sueño por la noche.
Además, es importante que los niños tengan tiempo libre sin ocupaciones, lo cual fomenta su bienestar mental y físico, estimula la creatividad y la imaginación.
La falta de un sueño reparador puede tener consecuencias significativas en la salud de los niños, como trastornos del aprendizaje, cambios de humor, irritabilidad, fatiga y problemas de relación social. Por otro lado, aquellos que duermen bien presentan sistemas inmunitarios más fuertes, un mejor rendimiento académico y una salud mental óptima.
Por todo esto, es fundamental estar atentos a las señales que indican que los niños necesitan descansar, como la hiperactividad y la pérdida de atención. Los microsueños diurnos y errores frecuentes pueden ser indicadores de necesitar que bajen un cambio y descansen.
Cada etapa de la infancia requiere un tiempo determinado de sueño. A modo de referencia, los lactantes suelen dormir entre 15 y 18 horas al día, mientras que los niños en edad escolar necesitan entre 9 y 12 horas de descanso nocturno. Es importante adaptar las rutinas de sueño a cada etapa del desarrollo para garantizar un crecimiento óptimo.
En suma, el descanso adecuado es esencial para el bienestar integral de los niños. Cuidemos su sueño para que puedan crecer sanos y felices.