Argentina se encuentra actualmente en situación de emergencia ígnea y la problemática de la creciente cantidad de focos de incendios forestales, rurales y de pastizales en nuestro país se reitera año tras año.
Los focos de incendios tienen múltiples motivos y las acciones humanas son responsables del 95% de los casos. La proliferación de los incendios también se explica por el cambio climático: altas temperaturas, intensas sequías, bajos niveles hídricos. Todas estas condiciones hacen que los territorios sean más propensos a incendios o que éstos se propaguen más rápidamente.
El material particulado de los incendios forestales puede viajar hasta 1000 km y, por lo tanto, representar una amenaza para la salud respiratoria en un área amplia. Las emisiones incluyen monóxido de carbono; óxidos de nitrógeno, incluidos NO2 y óxido nítrico y compuestos orgánicos volátiles.
Éstas producen inflamación que empeora las enfermedades respiratorias crónicas como el asma bronquial y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cambios genéticos que pueden desencadenar cáncer, aumentan el riesgo de infecciones respiratorias y tienen efectos directos sobre los ojos, nariz, piel y otros órganos. Muchas enfermedades respiratorias se desencadenan por factores ambientales.
Las personas más vulnerables a los efectos adversos del humo de los incendios forestales incluyen a los mayores de 65 años, las personas con afecciones cardíacas o respiratorias preexistentes, las personas de áreas socioeconómicas más bajas y los niños debido a su sistema respiratorio menos maduro, y mayor frecuencia respiratoria en relación con el tamaño corporal.
El impacto del humo es visible a través del aumento de hospitalizaciones, visitas al departamento de emergencias y uso de medicamentos para el asma. Por eso, en caso de vivir en lugares donde hay incendio, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria recomienda:
-Mantener las puertas y las ventanas cerradas.
-Si se tiene aire acondicionado, debe encenderse cerrando la entrada de aire exterior, y mantener el filtro limpio para evitar que entre el humo.
-Tener buena calidad del aire interior. No aumentar la contaminación del aire de adentro.
-No fumar tabaco ni ningún otro producto, ya que con ello se aumenta la contaminación del aire.
-Si las concentraciones de humo son altas, no encender nada que queme como, por ejemplo, velas o la chimenea.
-No pasar la aspiradora porque se remueven las partículas que ya hay en la casa.
-Si se sufre de asma u otra enfermedad pulmonar o cardiovascular, tomar los medicamentos y llamar al médico si los síntomas se agravan.
-Usar mascarilla N95 al salir del hogar porque brindarán algo de protección.
-Evitar o minimizar las actividades recreativas y/o deportivas al aire libre.
Proponemos el relevamiento del conocimiento social del tema, actividades de educación, concientización y trabajos de investigación que pongan de manifiesto su impacto sobre la salud.