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Vie, Nov

Malos hábitos que aceleran el envejecimiento de la piel

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Sabemos que el envejecimiento prematuro de la piel puede estar causado por factores genéticos o hereditarios, pero en la mayoría de los casos suele estar provocado por hábitos poco saludables, que no solo afectan a la salud, sino que también aceleran el deterioro cutáneo.

 

 No protegernos del sol es el primer y peor mal hábito para la piel, y la falta de protección solar o el hecho de no renovarlo cada dos horas es el factor que más contribuye al envejecimiento de la piel. La radiación UVB incide en la epidermis y es la responsable que nos quememos.

Por otro lado, está probado científicamente que los malos hábitos alimenticios no son buenos ni nutritivos para nuestro cuerpo. Hay alimentos que son beneficiosos para la piel, para lograr un mejor equilibrio entre la salud y la nutrición, es importante sumar a nuestra dieta: vegetales, frutas, semillas, frutos secos, harinas integrales, aceites de oliva, etc.

No es bueno fumar y beber, pero, junto la exposición solar excesiva y la dieta desequilibrada, son el peor combo, repercuten negativamente en la circulación y microcirculación del oxígeno y nutrientes en nuestro organismo, haciendo que se debilite, la piel pierda su brillo y se acelere la degradación del colágeno y la elastina.

La falta de limpieza a la mañana y a la noche y no desmaquillarse puede ser perjudicial para la salud y belleza de la piel. Si la limpieza no es la correcta, impedirá que la piel respire y esto favorece la aparición de poros obstruidos. Pero la sobre limpieza tampoco es buena porque deja a la piel desprovista de su capa protectora y altera en exceso su PH.

Otro punto importante es la hidratación, es esencial para la buena salud de la piel (recordemos que el 70 por ciento del cuerpo es agua). Es fundamental un diagnóstico acertado de la piel de cada paciente para un uso correcto de activos y cosméticos que nos ayuden a cuidar la piel. También debemos resaltar que las pieles maduras presentan un daño acumulado y que a partir de los 35 años empieza a perder la capacidad de formar colágeno y ácido hialurónico, con lo cual está más deshidratada. Su ciclo de regeneración celular es mucho más lento por lo que necesita una rutina de mayores cuidados.

El sedentarismo aumenta nuestros niveles de estrés y ello se traduce en una menor luminosidad, una piel más apagada y menos tersa. El deporte aumenta la circulación sanguínea y, por tanto, la oxigenación de la piel y el transporte de nutrientes.

El dormir mal aumenta los signos de envejecimiento de la piel y se producen alteraciones de la barrera cutánea o ultravioleta (UV) para luchar contra los factores de estrés ambiental, por eso se recomienda dormir mínimo 8 horas regularmente.

Por último, es una mala costumbre tocar los granitos porque el hacerlo puede provocar que se infecten o haya una inflamación residual.

Con estos cuidados se podrá tener mejor la piel lo que hará que te sientas más saludable y te veas más bella.