La cirugía de la nariz no siempre se demanda con un fin estético, también es una solución para varios problemas funcionales, y gracias a los avances en las técnicas quirúrgicas, ya no es tan invasiva y tiene un menor tiempo de recuperación lo que logra que en la actualidad sea uno de los tratamientos más requeridos en el mundo y en especial entre las mujeres jóvenes.
Inicialmente la rinoplastía estaba enfocada en aspectos médicos y reconstructivos, es decir, para solucionar problemas funcionales como la desviación del tabique nasal, que dificulta la respiración, o para corregir deformidades congénitas o traumáticas.
Hoy día está influenciada por factores estéticos, sociales y psicológicos ya que el procedimiento afecta tanto la apariencia física como la percepción personal y social. Muchos pacientes enfrentan inseguridades que pueden haberse acentuado por comentarios externos o comparaciones. Aquí es crucial la empatía del cirujano. El profesional debe evaluar las necesidades médicas del paciente y su salud mental y emocional, analizar cuál es la verdadera razón de la decisión y garantizar que no esté impulsada exclusivamente por presiones sociales. De ser así, podrá recomendar apoyo psicológico antes de proceder con la cirugía.
Además, los influencers y celebridades comparten sus experiencias personales y resultados quirúrgicos, generando expectativas, a menudo irreales, sobre los resultados y el proceso de recuperación.
Por un lado, este fenómeno ha desestigmatizado la cirugía estética, permitiendo hablar más abiertamente sobre estas decisiones. Por otro, ha incrementado la presión para cumplir con estándares de belleza, lo que puede llevar a decisiones impulsivas.
La rinoplastia no debe considerarse una solución mágica para problemas de autoestima. Es esencial abordar este procedimiento desde una perspectiva integral, combinando el conocimiento médico, la empatía y un análisis crítico de las influencias externas.
Siempre hay que tener claro que toda cirugía conlleva riesgos, por ello, una evaluación integral por parte del cirujano es clave para determinar la viabilidad y establecer expectativas realistas. Hay que informarse, reflexionar sobre sus motivaciones y buscar profesionales que prioricen el bienestar integral.