A los niños también hay que cuidarlos de las altas temperaturas porque pueden traerles consecuencias para su salud y uno de los peligros más comunes es el golpe de calor, una afección que hay que prevenir o tratar a tiempo.
Según el Primer Diccionario de Medicina Ilustrado, publicado por delhospital ediciones, de la Universidad del Hospital Italiano de Buenos Aires, el golpe de calor ocurre cuando el cuerpo experimenta un aumento repentino de temperatura, generalmente provocado por exposición prolongada al sol o ejercicio físico intenso.
Las señales de alerta son piel enrojecida, dolor de cabeza intenso, fiebre elevada, mareos o desorientación y/o desmayos. Si el golpe de calor está asociado a la exposición directa al sol, también puede denominarse insolación.
Las maneras de prevención son: tomando agua por más que no sientan sed, usando gorros, sombreros y protector solar, evitando horarios críticos limitando la actividad física al aire libre entre las 10 a.m. y las 4 p.m., priorizando espacios frescos y vestirlos con ropa liviana y de colores claros.
Cuidar a los niños durante el verano no tiene por qué ser complicado. Con información clara y práctica, es posible garantizar que los más pequeños disfruten del sol y el aire libre de manera segura.