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Vie, Abr

Lentes de Sol: Salud y moda en un solo producto

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Más allá de constituirse en un elemento esencial de moda, la función más importante de los lentes de sol radica en la protección que brindan contra los rayos ultravioletas.  De la misma forma que utilizamos protector solar para filtrar estos rayos en la piel, es importante el uso de lentes de buena calidad que cumplan esa función pero en relación a la córnea.

Las lentes nos protegen de los rayos ultravioletas y sirven de protección frente al viento, la tierra o arena, y también a la hora de manejar son de suma importancia para evitar el encandilamiento­. Los usuarios tenemos la difícil tarea de aprender a seleccionar entre un anteojo de buena o mala calidad. Lo ideal es siempre adquirirlos en ópticas donde, además de un asesoramiento profesional, se tendrá la certeza de estar llevándose un producto que no será nocivo para la salud visual. Otra recomendación es hacerlo con marcas reconocidas en el mercado.

 

Es importante destacar que todos los anteojos de sol que no cumplimentan las normas de seguridad básicas sugeridas por los organismos de control tanto a nivel nacional como internacional pueden generar ciertos malestares y consecuencias nocivas para la salud, que van desde cefaleas y lesiones temporales hasta daños irreparables que pueden incluir la pérdida de la visión, en los casos más extremos.

 

Lamentablemente, en la Argentina existe una amplia oferta de productos que pueden generarnos este tipo de problemas, y la falta de ética del sector empresarial y la banalización del cliente a la hora de comprar, se constituyen en una conjunción peligrosa para la salud visual del usuario. Para graficarlo con un ejemplo: muchos de los anteojos que se venden en la vía pública, internet o en locales no especializados poseen lentes de acrílico (plástico vulgar) en lugar de contar con lentes orgánicas, policarbonato o mineral (vidrio). Al entrar en contacto con el calor, esos materiales se deforman y generan aberraciones ópticas, dicho en otras palabras, deforman las imágenes que vemos, lo que puede conllevar lesiones gravísimas y hasta irreparables en la vista.

 

Resulta muchas veces preocupante la falta de conciencia del consumidor, incluidos los padres, quienes compran a sus hijos lentes de juguete, exponiéndolos a este tipo de peligros sin darse cuenta. Justamente, en el sector infantil se registran muchísima oferta de estos productos que son presentados de manera irresponsable.

 

Otro problema es la proliferación de imitaciones de marcas reconocidas. Ésto, además de constituirse en un hecho delictivo desde lo económico, lo es también desde la salud visual. Estos anteojos en apariencia “iguales” a los originales son -en realidad- de malísima calidad. La principal y más preocupante diferencia se halla en las lentes que no poseen controles y son capaces de generar daños graves en la vista.