30
Mié, Abr

La piel en alta definición para mejorar el diagnóstico médico

Typography

Cada piel cuenta una historia: la cantidad de sol que recibió en la infancia, el estrés de los últimos años, los productos que usamos y los hábitos que repetimos sin pensar. A simple vista, podemos notar algunas señales: una mancha que antes no estaba, una línea nueva en el entrecejo, una sensación de tirantez, pero hay mucho más que no se ve. Por eso, en dermatología, contar con herramientas de diagnóstico avanzado es esencial para ir más allá. Y la cámara Visia se ha convertido en una aliada fundamental.

 

 

 Esta tecnología permite analizar la piel de manera profunda, precisa y no invasiva. A través de un sistema de imágenes multiespectrales, revela información clave sobre distintos aspectos del rostro, muchos de los cuales no pueden detectarse a simple vista ni con luz convencional.

 

¿Qué aspectos analiza la cámara Visia?

 

-Textura y estructura: evalúa la superficie cutánea para detectar irregularidades, deshidratación o rugosidades incipientes.

 

-Manchas pigmentarias: identifica variaciones en la pigmentación, como melasmas, lentigos solares o manchas posinflamatorias.

 

-Poros: mide su tamaño y distribución, lo que permite ajustar tratamientos para mejorar la calidad de la piel.

 

-Líneas de expresión y arrugas: detecta tanto las que ya se manifiestan como las que comienzan a formarse en capas más profundas.

 

-Daño solar acumulado: a través de imágenes UV, expone los efectos invisibles de la radiación sobre la piel, incluso en pacientes jóvenes.

 

-Condición vascular: revela la presencia de rojeces difusas o microcapilares dilatados.

 

-Manchas UV y melánicas: identifica lesiones pigmentadas que aún no son visibles en superficie, anticipando su evolución.

 

Aunque la cámara Visia brinda información detallada y objetiva, el verdadero valor está en cómo se interpreta esa información. Y ahí entra en juego lo más importante: la consulta médica.

 

Es el profesional quien puede leer esos datos en contexto, vincularlos con el historial del paciente, detectar patrones, descartar riesgos y diseñar un plan de acción realmente adecuado. Sin esa mirada clínica, cualquier tecnología queda incompleta.

 

En consulta, esta evaluación no reemplaza el examen físico tradicional, sino que lo complementa. Aporta evidencia concreta para tomar mejores decisiones, evitar la automedicación, no caer en modas pasajeras y construir una rutina de cuidado que sea segura, realista y sostenible.

 

En un mundo que suele atender lo visible y lo urgente, apostar por el diagnóstico temprano y personalizado es un acto de cuidado. Detectar una mancha antes de que oscurezca, tratar una rojez antes que se vuelva permanente o ajustar hábitos cotidianos según lo que la piel necesita, es salud preventiva en acción.

 

Por eso, integrar el estudio con cámara Visia dentro del seguimiento dermatológico es una herramienta potente para conocer más, tratar mejor y prevenir a tiempo.

 

Porque cada piel es única, y acompañarla con criterio médico, tecnología y atención personalizada es la mejor forma de cuidarla a lo largo de la vida.

 

La periodicidad del análisis con esta herramienta puede variar según cada caso, pero en general se recomienda realizarlo al menos una vez al año como parte del chequeo dermatológico integral. En pacientes con piel sensible, daño solar acumulado, antecedentes de manchas o tratamientos en curso, puede ser útil repetirlo cada seis meses para evaluar la evolución y ajustar el enfoque si es necesario.