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Mié, Jul

Habitar el presente: una pausa frente a la ansiedad cotidiana

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El trastorno de ansiedad en sus distintas manifestaciones se ha convertido en una de las problemáticas más frecuentes de la vida contemporánea. Afecta a personas de todas las edades y atraviesa estilos de vida diversos: adolescentes con agendas saturadas, adultos sobreexigidos, madres multitarea y personas mayores que sienten que ya no tienen control sobre lo que pasa a su alrededor. Lo que todas tienen en común es una mente que se escapa del presente y se instala en un futuro incierto. Y ahí, el cuerpo reacciona: se activa, se tensa y se defiende aunque no haya un peligro real.

 

 Frente a este patrón mental que genera sufrimiento, una herramienta sencilla pero poderosa emerge como aliada: el mindfulness, o atención plena. Esta práctica no es una moda ni una fórmula mágica, sino una estrategia comprobada por la ciencia para ayudar a la mente a quedarse en el presente. Y al hacerlo, disminuir el estrés, la ansiedad y la sensación de no poder parar.

Mindfulness no es meditar durante horas sino estar presente de forma deliberada, en el momento que estamos viviendo, sin juzgarlo. Puede ser respirar con conciencia durante un minuto, comer sin pantallas, caminar sintiendo el cuerpo, o simplemente darse cuenta de lo que uno está pensando mientras se ducha. Lo importante es salir del piloto automático.

La mente anticipa, repite, analiza y exige y el cuerpo responde como si algo malo fuera a pasar. Entrenar la atención plena ayuda a interrumpir ese circuito, a reconectar con el presente y a recuperar cierta calma que parecía perdida.

La ansiedad no desaparece de un día para otro. Pero sí se puede aprender a mirarla, a entenderla y a transformarla. El mindfulness no resuelve todo, pero abre una puerta para volver a habitar el cuerpo, el ahora, lo posible. Y en tiempos donde todo corre, eso ya es un gran paso hacia la salud mental.