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Mié, Jul

Empezar a hablarte mejor: el primer paso hacia tu bienestar

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"Nunca vas a poder", "siempre lo hacés mal", "no servís para esto", "sos incapaz", son frases que las personas suelen decirse así mismas. Ese diálogo interior que se  repite en modo automático, muchas veces sin ser conscientes de ello, puede convertirse en nuestro peor enemigo.

 

 Durante mucho tiempo pensamos que pensar en positivo era solo un cliché, pero hoy lo confirman la psicología y la neurociencia: lo que pensamos impacta en lo que sentimos, en cómo actuamos, reaccionamos y además en cómo nos relacionamos con los demás. No se trata de negar lo que duele ni de fingir que todo está bien, sino de entrenar el foco. Ver también lo que sí funciona, lo que sí tenemos, lo que sí podemos cambiar y en lo que sí somos buenas.

Nuestros pensamientos moldean nuestras emociones, decisiones y hasta nuestra salud. Pensar mejor no es ver la vida de color rosa: es elegir lentes más transparentes, más amables, más realistas. Y eso, con el tiempo, mejora nuestra autoestima, nuestro sistema inmunológico y nuestras relaciones.

Hay cinco tips para empezar a hablarte con más amabilidad:

1. Revisá tu voz interior: ¿Te hablás como le hablarías a alguien que querés? Si no lo harías con una amiga, no te lo digas a vos. Pensa qué le dirías a esta mejor amiga, en qué tono de voz y ponelo en práctica contigo misma.

2. Celebrá tus pequeños logros: no subestimes lo mínimo. A veces levantarse, decir que no o terminar el día sin exigirse de más, es un súper avance.

3. Hacé una pausa para agradecer: un diario de gratitud (aunque sea mental) te ayuda a entrenar el foco en lo que sí funciona.

4. Elegí bien con quién te rodeás: las personas que suman, que inspiran y que escuchan con una perspectiva abierta y constructiva, son parte fundamental del bienestar emocional.

5. Salí del piloto automático: frenar, respirar, registrar cómo estás. A veces el primer paso para cuidarte es volver al presente.

La autoestima ajustada no es arrogancia: es saber que valés, incluso cuando te equivocás.

El bienestar no se construye en un día, pero sí puede empezar hoy, con una sola decisión: empezar a hablarte mejor.