Se trata de una postura de gran eficacia para tonificar las extremidades inferiores.
Técnica:
-Colocarse de pie con las piernas juntas y estiradas, y los brazos a ambos lados del cuerpo.
-Elevar los brazos en el aire y juntar las palmas de las manos por encima de la cabeza.
-Agacharse lentamente, arqueando las piernas y manteniendo los talones juntos.
-Regular la respiración, mantener la postura el tiempo indicado y deshacerla con lentitud.
Hay que tratar de mantener el tronco y la cabeza bien erguidos, evitando desplazarlos hacia delante.
La concentración está en el entrecejo. El tiempo de duración es de diez a treinta segundos, aumentándolo de manera gradual, ejecutando la postura dos o tres veces.
Los efectos que produce son que fortalece los tobillos; tonifica todos los músculos; nervios y venas de las piernas; mejora el riego sanguíneo a las extremidades inferiores; fortalece el hueso sacro; estimula muy considerablemente los gemelos; tonifica las regiones coccígea y sacra; y fortalece y estimula los dedos de los pies.