26
Vie, Abr

Curarse sin efectos colaterales

Typography

La naturaleza nos brinda excelentes productos para fortalecer el sistema inmune, y sin efectos adversos indeseables. En las plantas medicinales y en los alimentos disponemos de fitoquímicos con actividades antimicrobianas de primer nivel.

Esto no es un hallazgo reciente, sino que se remonta a épocas pretéritas. Los estudios antropológicos han demostrado que el consumo de ajo fue fundamental en el Antiguo Egipto para la inmunidad de los esclavos, a tal punto que una de las primeras huelgas que registra la historia fue precisamente la provocada por esclavos que se negaban a seguir trabajando si no se les daba la ración de ajo diario, la cual había mermado como producto de una gran inundación ocurrida en el río Nilo. Si bien el ajo cuenta con excelentes virtudes antibióticas, vale la pena señalar que este alimento es sólo uno de los cientos de productos naturales para reestablecer el sistema inmunológico y combatir bacterias, virus y parásitos. 

En casos de fortalecimiento del sistema inmunitario a nivel respiratorio, las plantas más empleadas son la equinácea, el tomillo, la cebolla, el sauco y el jengibre. Si los usamos en forma de tisanas y los endulzamos con miel, refuerzan el poder antibiótico. Además, todos ellos cuentan con un alto poder inmunoestimulante. A ello le debemos sumar sus cualidades antivirales, hecho éste que no suele ser bien abordado por los remedios convencionales, ante la casi carencia de productos químicos antivirales.  

En aparato digestivo, especialmente para diarreas e intoxicaciones alimentarias, la planta que mejores resultados ha dado, es la guayaba y principalmente sus hojas. Esta planta actúa sobre casi todos los gérmenes contaminantes del intestino (cólera, salmonella, diarreas infecciosas, etc.). A nivel de vías urinarias, han dado excelentes resultados la uva ursi y los arándanos rojos. En patologías cutáneas infectadas, sin lugar a dudas el aceite de melaleuca y las cremas con caléndula siguen siendo productos de primera línea. Como reforzador inmunológico general tenemos al ginseng coreano, al ginseng siberiano, muchos hongos medicinales (shiitake, maitake, grifola, etc.) y los propóleos. La bardana es también otra planta excelente en todos estos casos. 

Todos los fitoquímicos de plantas medicinales y alimentos pueden ingerirse en su forma habitual (como producto culinario), o en extractos estandarizados que permiten una altísima concentración de activos con una sencilla toma por vía oral (cápsulas o comprimidos). También existen jugos, como ocurre con la equinácea y los arándanos.  

Cabe destacar que el hecho de que un producto sea natural no es sinónimo de inocuidad. Sin embargo, los márgenes terapéuticos siempre son mucho más amplios con productos naturales que con productos químicos. En algunos casos, conviene no sobrepasarse de las dosis indicadas y de los plazos de toma acordados.  

El hecho de que aún existan falta de datos farmacocinéticos con algunas drogas vegetales (esto significa cómo se distribuye el principio activo en el organismo, cuánto tiempo permanece en él, cuándo se elimina y por dónde) hace que deban tomarse recaudos, y más que nada estar asesorados por un profesional de la salud que conozca  la materia.