Es muy frecuente que los niños nos den trabajo a la hora de comer o, directamente, no quieran ingerir ningún alimento, y que a nosotras, como madres, este accionar nos genere angustia. Aquí te damos algunos consejos para sobrevivir a la difícil situación de tener que alimentar a un niño que no quiere comer.
1- Los niños pequeños no necesitan una comida específica, sino nutrientes como calcio, proteínas, vitamina A, hierro, etc. Si tu hijo rechaza la leche podés buscar otro alimento rico en calcio que la reemplace, como el queso o el yogurt. Por ello siempre es bueno tener conocimiento de los alimentos que pueden suplantar a otros.
2- Podés sentar al niño a la mesa, pero no obligarlo a comer, y mucho menos en cantidades abundantes. Las porciones adecuadas son un tercio o un cuarto de una porción adulta.
3- Habitualmente los niños comen sólo lo que necesitan y nos comunican cuando es suficiente. Si está comiendo y en un momento dice "no quiero más", o comienza a jugar con la comida, o se empieza a poner inquieto, hay que retirar el plato o dejarlo levantarse de la mesa.
4- No lo obligues a terminar todo lo que tiene servido si no quiere más, sólo estarás fomentando una aversión a la comida o que se acostumbre a comer en exceso.
5- Establecé una rutina para las comidas y tratá de mantenerla. A los dos años, por ejemplo, los niños necesitan comer 5 o 6 veces al día: además de las comidas principales. Introducí alguna colación entre las comidas. Obviamente, con alimentos nutritivos, no golosinas ni comida chatarra.
6- En los niños de corta edad, olvidá las dietas y las comidas bajas en grasas, es conveniente darle leche entera y no descremada.
7- Algunas reglas a recordar:
- Antes de comer, debe haber un tiempo de tranquilidad, y no de plena actividad.
-Acostumbralo a comer sentado a la mesa.
-No uses la comida como premio o castigo. La única recompensa apropiada es el afecto y prestarle atención.
-Si vos elegís qué comer, tenés que darle a tu hijo el mismo derecho.