La postura del elefante es una postura al alcance de cualquier persona, pero quien no puede ejecutarla con las piernas estiradas, puede efectuarla doblando ligeramente las rodillas.
Técnica:
-Parada situarse de pie con las piernas juntas y estiradas.
-Separar ligeramente los pies y mantener los brazos a ambos lados del cuerpo.
-Inclinar lentamente el tronco hacia adelante, proyectando los brazos al frente.
-Colocar las palmas de las manos firmemente en el suelo, manteniendo, si se puede, las piernas estiradas.
-Colocar el rostro paralelo al suelo, regular la respiración, mantener la postura entre veinte segundos y un minuto, y deshacerla con lentitud inspirando profundamente al ascender el tronco, tratando de no despegar la planta del pie del suelo.
La concentración está en la base de la columna vertebral y el ejercicio se tiene que realizar dos o tres veces.
Los efectos que tiene esta asana es que estimula y tonifica todos los músculos posteriores del cuello, vigorizándolos y fortaleciéndolos; aumenta el apetito; descansa el estómago; dota de flexibilidad la espina dorsal; tonifica considerablemente las regiones coccígera y sacra; abastece de sangre la parte alta del cuerpo; estimula los músculos y nervios de los brazos, del pecho y de la espalda; previene contra la constipación y combate el estrés.