La danza/movimiento terapia se origina a mediados del siglo XX en los Estados Unidos; es una modalidad psicoterapéutica inactiva que avanza hacia la integración psicofísica del individuo. En ella el trabajo corporal recurre a la dimensión dinámica del juego. Este estado de espíritu, que nos sumerge en un clima de gratuidad y de posibilidades desconocidas, corresponde al mundo “olvidado” de la infancia. El juego corporal restaura una libertad originaria del cuerpo, y de este modo, conduce a una nueva articulación entre el espacio propio y el espacio extraño. En esta dinámica se proporcionan imágenes de la infancia y se presentifica la búsqueda de una espontaneidad. Un ser auténtico.
Las sensaciones y el movimiento van unidos y articulados como parte del dinamismo vital: la respiración, el grito, los gestos, los movimientos arcaicos sugieren ser la raíz del movimiento expresivo, que se fundan siempre desde una tríada: tiempo, espacio y energía. Tal es así, que la receptividad de los cinco sentidos se torna como herramienta de trabajo en cada encuentro, partiendo de la premisa de que el desarrollo de la sensibilidad posibilita ampliar el campo de conciencia corporal.
Técnicas de trabajo y movimiento corporal
En las sesiones de danza/movimiento terapia se pueden desarrollar diferentes técnicas de labor corporal, en donde, por ejemplo la Eutonía aparece como uno de los elementos más apropiados para el reconocimiento y auto observación conciente. El trabajo de educación se encarga de la función tónica y la conciencia de cuerpo en sus diversas dimensiones: la conciencia de los huesos, el espacio interior, el espacio personal exterior, entre otros principios.
A su vez, la relajación ofrece una disponibilidad propicia para la búsqueda de la expresión del movimiento auténtico. Para ello, se debe invocar un silencio en sí mismo, llevado desde la sensibilidad; abriendo caminos la trascendencia en el campo de lo simbólico y de las expresiones arquetípicas inconscientes.
De pronto aparece la improvisación sobre la base de situaciones, temas y soportes rítmicos (música, textos, objetos) que ayudan a potenciar y dar lugar a la existencia de aquello escondido y presionado en el interior del cuerpo, que luego intentará traducirse en alguna forma, por ejemplo, a través de un dibujo o en el trabajo con arcilla.
Este espacio de trabajo exige una superación narcisista, en donde la resonancia con los otros nos sitúa en un compromiso ineludible a la hora de establecer criterios de trabajo grupal, que es particularmente pre verbal y comunicacional.
Lanzarse al espacio exige el dominio de lo propio o mejor aún, asumir que también allí se trata de un espacio compartido. Comunicar en lenguaje corporal, se trata de un encuentro, una ruptura en mi comportamiento que me obliga a existir con él y comprometer mi espacio corporal con el otro.
Es evidente que el desbloqueo de los recursos expresivos para transformarlos en disponibles, así como también el trabajo de objetivizar algo del mundo interno y llevarlo a través del cuerpo a una materialidad sensitiva, sensoperceptiva, o una experiencia vivida, proporciona enormes posibilidades de reconstitución de la homeostasis del organismo y un mejoramiento en la calidad de vida hacia la integración del self. Porque, el trabajo corporal terapéutico se intenta componer como un trabajo pedagógico, de ayuda en el conocimiento de sí mismo. De proponer una atención a la totalidad del cuerpo como experiencia percipiente, agudizando la susceptibilidad en la densidad de las sensaciones.
Se trata de potenciar la sensibilidad, la búsqueda de la frescura, la espontaneidad, y la emancipación. La búsqueda de un presente vivo, colmado de incertidumbres y atento para comprender al cuerpo como sede de la subjetividad.
El despliegue de la poética del cuerpo del sujeto deseante, busca y abre responsablemente la posibilidad de estar presente en cada aquí y ahora. Esto debiera ser un punto de partida para el trabajo terapéutico en la búsqueda de la armonía con el todo.
El contacto
Tanto la Eutonía, como el Contact Improvisacion (CI) y aquellas disciplinas del movimiento que proponen en parte el tacto-contacto entre sus principios fundacionales, se sintetizan en tres categorías que pueden considerarse semejantes a la concepción guestáltica:
-Valoración del aquí y ahora, desde lo temporal, lo espacial y lo material.
-Valoración del campo de la conciencia y de las manifestaciones inconcientes en la aceptación de la experiencia, trascendiendo las teorizaciones e interpretaciones.
-Valorización de la responsabilidad o integridad.
Romper con el régimen de percepción establecida, para inaugurar nuevas conexiones entre seres hacia el exterior del cuerpo en comunicación profunda con otros, o bien, hacia el interior de la piel, generando nuevas conexiones y adaptaciones físicas. Se trata de un cuerpo que puede reformular el ahora a cada momento.
Las texturas, el peso corporal, la dinámica del movimiento, los apoyos y la percepción de intensidades dan marco al ingreso mutuo de ese espacio íntimo del otro, que a la vez, forma parte de lo propio.
El cuerpo de contacto que el CI propone rompe con la idea disciplinar heredada del cartesianismo porque abre espacio a lo imprevisible. De esta suerte de ruptura del pensamiento cartesiano, toman el hilo conductor los posteriores desarrollos existencialistas en el campo de las humanidades, en especial, la psicología.
Debido a la espontaneidad, esta práctica es relevante a la hora de pensar sobre qué cuerpo indagar en la danza/movimiento terapia. De este modo se presenta una lógica dialogística no codificada de una comunicación profunda que abre el campo de los sentidos, en especial, nos referimos al sentido del tacto.
El cuerpo va encontrando una confianza, que va apareciendo sostenida por la escucha en ese diálogo sensorial. En otros términos, el individuo abre un régimen perceptivo que no es el habitual y busca permanentemente reinventar pautas improvisadas que se actualizan en un presente continuo.
El método de autoconciencia por el movimiento desarrollado por M. Féldenkras, como en las técnicas de sensopercepción, la danza contact, o la expresión corporal, desarrollan el valor del contacto como el valor distintivo y que caracteriza el fundamento primero del trabajo corporal. Es decir, que basan sus principios y la práctica de sus técnicas en la referencia del contacto, utilizado como lenguaje de comunicación, como vehículo de expresión, en la búsqueda de la libertad creadora en el encuentro con el self.
El aporte de las neurociencias
Estos enfoques van acompañados de los desarrollos en el campo de las neurociencias. Allí observamos que las estimulaciones están dadas por receptores que son los encargados de vehiculizar la percepción del mundo externo y del interno. Son terminaciones nerviosas especializadas en mayor o menor grado, ubicados en los órganos sensoriales como son la piel o la lengua, o en órganos internos. Esta información es procesada luego por el sistema nervioso para, si es necesario, generar una respuesta adecuada.
El tono neuromuscular es un componente de la función muscular que no pertenece al control conciente y voluntario, a menos que se lleve a cabo un entrenamiento para lograrlo. En este campo interviene el proceso de trabajo que propone la educación de la fluctuación tónica.
Es interesante señalar los avances que la ciencia ha desarrollado en las investigaciones sobre el estrés, los factores estresantes y las respuestas de las reacciones a nivel fisiológico, cognitivo y motor, que son vivenciadas como situaciones de amenaza o peligro para el mantenimiento de la homeostasis del organismo. Es decir, peligra la función primordial del sistema neurovegetativo, que es mantener en equilibrio estos sistemas.
Es en este vasto campo de entramadas configuraciones físicas donde se habitan y expresan nuestras formas de ser en el mundo. Surge necesario, abrir la posibilidad de abarcar múltiples análisis sobre el estudio del cuerpo.Naturalmente es preciso sumar la mirada que ofrece el paradigma cientificista sobre estos aspectos que involucran al cuerpo, especialmente el campo de las neurociencias.
Tensión arte - ciencia
Como hay tensión con las puertas que abre el campo del pensamiento lateral y lo referido con la creatividad, la sensorialidad, la empatía, o en otros términos, el desarrollo del hemisferio derecho del cerebro y todo el entramado de conexiones posibles que desde allí se pueden adaptar; es preciso aceptar el riesgo de abordar una mirada sobre el cuerpo que sea intencionalmente integradora para que desde la tensión ciencia - arte puedan desenlazarse nuevas formas de intercambio comunicacional y nuevas formas de habitar el mundo.