Si “somos lo que comemos”, también somos en consecuencia "lo que dejamos de comer”. Todo nos afecta positiva o negativamente, tanto lo que ingerimos como lo que omitimos consumir. Nuestra dieta modifica nuestro pH corporal y nuestras células, y termina siendo parte de un estilo de vida que no sólo altera la cantidad sino también la calidad de los años que vivimos.
Si bien las dietas son conocidas por la mayoría de las mujeres, la dieta alcalina no es registrada por muchas personas. Tal vez, porque su objetivo no es el descenso de peso, sino el bienestar corporal entendido desde la salud de las células del organismo.