Combinar el mundo de la maternidad con el alto ritmo de la vida cotidiana no es una tarea sencilla. Sin embargo, una mamá siempre sabe qué quiere su hijo y la fórmula para brindárselo: un saquito cuando refresca, un abrazo para un enojo, una canción dulce al oído para dormir y el alimento exacto para reponer energías.

Una nutrición saludable es indispensable para que el cuerpo incorpore los nutrientes, reemplace tejidos y mantenga al cuerpo fuerte. Los SI de la dieta.

Hoy más que nunca, el día a día de una madre se caracteriza por tener que resolver múltiples actividades, desde las tareas planificadas hasta innumerables imprevistos que se presentan sin pedir permiso y en lugares que no imaginamos.

Con las bajas temperaturas del invierno, solemos comer más y hacer menos ejercicio, por lo que suelen aparecer numerosas molestias circulatorias. Tener las manos y los pies fríos es, sin dudas, uno de los síntomas más evidentes (a los que se suman otros como la retención de líquidos, la pesadez en las piernas o los calambres nocturnos). ¿Qué hacer entonces para reducir ese malestar? Podemos encontrar una clave fundamental en la elección de lo que comemos.