Mucho más allá del placer y el relax que pueda provocar, tomar un masaje es fundamental para reconectar con el cuerpo.
La vorágine del día a día, las ocupaciones y preocupaciones cotidianas así como el cúmulo de pensamientos que nos llevan permanentemente del pasado al futuro (lo que hicimos o no hicimos, lo que tenemos que hacer), contribuyen a que cuerpo y mente se vayan separando en la conciencia de la persona, y la percepción del propio cuerpo puede ser cada vez más difusa.